Trabajo orientado a promover e intentar satisfacer el interés por la batalla de Brunete, ofreciendo una serie de artículos y monografías que son el resultado de una amplia investigación desarrollada sobre una parte de los archivos que guardan documentación militar de la GCE.

MONOGRAFÍAS

46 división republicana, brigadas 10 y 101.


10 brigada mixta, 46 división.




Libro “Historia de las brigadas mixtas del EPR”, de Carlos Engel.

La 10 brigada mixta fue constituida el 21 de diciembre de 1936 a partir de la columna miliciana de El Campesino. Su primera denominación fue brigada mixta “E”, para ser luego llamada 1ª Brigada Móvil de Choque. El 27 de abril de 1937 recibió su numeración definitiva. Su primer jefe fue Valentín González y su primer comisario, el brigadista cubano Pablo de la Torriente Brau.
      Participó en la batalla de la carretera de La Coruña, estuvo en reserva durante la batalla del Jarama y combatió en la de Guadalajara. En la operación contra el Cerro Garabitas (10 al 14 del  abril de 1937) murió el jefe del 4º batallón; su puesto lo ocupará Pedro Mateo Merino, futuro destacado jefe militar republicano. En mayo de 1937 El Campesino es sustituido por el mayor de Milicias cubano, Policarpo Candón Guillén. La muerte del comisario Pablo de la Torriente lleva durante un breve periodo a Félix Navarro a ocupar esta responsabilidad, cediéndola al poco a Bascuñana.
      En la batalla de Brunete, la 10 brigada participó con un batallón en la toma de la posición de Los Llanos, atacando desde el E, y con los cuatro batallones, en los combates por la toma de Quijorna. Después cubrió el flanco derecho republicano desde el S del Espolón (zona del Cerro Alarcón) hasta las posiciones de la 35 división, en torno al arroyo de Los Morales. Tuvo que defender ese flanco derecho (O) del V cuerpo de ejército de fuertes ataques enemigos durante los días 18 al 27, resistiendo bien, perdiendo únicamente la posición del vértice Perales durante el 19. 

La 10 brigada entra a formar parte, junto a la 101 brigada, de la 46 división, que se constituye en Sagunto (Valencia) en junio de 1937.



2/7/37

V cuerpo de ejército. Orden general nº 2, de las 15 horas. (338/21-IHCM)

Objeto: Preparación y ejecución de un ataque en la dirección Valdemorillo – Brunete.

En una extensa orden, que es la concreción para el V cuerpo de ejército de las órdenes del Estado Mayor Central, se enumeran las misiones, zonas de acción, dispositivo de ataque y desarrollo de la operación previstos para cada una de las divisiones del Ejército de Maniobra. Ese día, 2 de julio, la 10 brigada estaba situada en posiciones correspondientes a D –2. Su puesto de mando en D – 1 estará en la zona de bosques a la altura de los kilómetros 14 al 15 de la carretera de Colmenarejo a Valdemorillo.

Las unidades del V cuerpo de ejército que forman en primera línea (divisiones 11 y 46) deberán avanzar de noche, infiltrándose sin ser descubiertas, entre los intervalos del frente enemigo para desbordar y envolver sus posiciones. Para el caso concreto de la 46 división, estas serán Quijorna y Los Llanos, las cuales deberán ser aisladas y conquistadas mediante ataque por sorpresa al amanecer. Antes incluso de tener asegurada la conquista de Quijorna, deberá ser ocupada la bifurcación existente 4 kilómetros al S de este pueblo (se trata del actual cruce de las carreteras M-522 y M-501). La 11 división tomará Brunete por igual procedimiento y cortará la carretera de Villanueva de la Cañada a Quijorna. Ocupará también el puente de Brunete a Villaviciosa de Odón y procederá sobre Sevilla la Nueva. La 35 división estará a retaguardia de la 46 división.
      La 46 división deberá avanzar desde las 22 horas del D-1 sobre la dirección Valdemorillo – Pico y Pala – Quijorna, para tener este pueblo rodeado al amanecer. En la dirección Valdemorillo – río Perales se avanzará hacia el SO y se envolverá la posición de Los Llanos por retaguardia. En las primeras horas del día D deberán estar conquistados todos los objetivos de la 46 división (Quijorna, Los Llanos y el cruce al S de Quijorna). Para conseguirlo se tiene que actuar con rapidez, audacia, sorpresa y con base en una preparación minuciosa. La 35 división cubre el flanco derecho del V cuerpo de ejército. Deja dos batallones en reserva y con otro avanza hasta la zona central de la carretera de Quijorna a Villanueva de la Cañada.

El cumplimiento de este complejo plan requería que una buena parte del V cuerpo de ejército se infiltrara varios kilómetros en territorio enemigo, durante la corta noche estival, sin que se produjeran comunicaciones por radio, ruidos, despistes, percances, deserciones o sabotajes durante la marcha, que hubieran echado a perder la sorpresa táctica. Luego se rodearían los objetivos para hacerlos caer inmediatamente al primer golpe.
      Durante esta primera fase de la ofensiva, el hecho de que se cumplieran exitosamente la concentración de fuerzas en los días previos y se culminase (en el caso de la 11 división) la aproximación nocturna a los objetivos sin inconvenientes, indica el alto grado de instrucción y organización militar alcanzados en algunas de las unidades el EPR, si bien estas cotas de eficacia y capacidad de maniobra no serían igualadas de forma mayoritaria en las restantes fases de la batalla.

La 10 brigada al completo, partiendo desde el extremo N de la cañada de los Montes del Duque, a las 22 horas del D-1, deberá avanzar hasta la bifurcación de la mencionada cañada con el camino de Hoya Espesa. En este punto, los dos batallones en cabeza de la columna seguirán a lo largo de este camino, describiendo una amplia curva por el espacio existente entre Quijorna y Villanueva de la Cañada, para envolver el primer pueblo desde el E y el S. El tercer batallón de la 10 brigada (considerando el orden de marcha) continuará por la cañada de los Montes del Duque hasta quedar frente a Quijorna por el N. El cuarto batallón de la columna también seguirá un trecho por la cañada mencionada hacia el S, una vez haya rebasado el cruce del camino de Hoya Espesa. Después se desviará al O cuando alcance la altura de la casa de Los Llanos (situada en el vértice del mismo nombre) y rodeará esta posición enemiga, ocupando las alturas que existen a 700 metros al S de la misma. La 10 brigada dispone del uso de la cañada de los Montes del Duque hasta el cruce del camino de Hoya Espesa, entre las 22 y las 23,30 horas del D-1. Desde ese momento la vía mencionada deberá estar libre para que la use la 11 división a partir de las 0 horas del día D.

Estudiando sobre un mapa estos recorridos, si se tiene en cuenta la cantidad de fuerzas que debían usar la cañada de los Montes del Duque y el camino de Hoya Espesa durante esa corta noche (que ofrecería no más de 7 horas de oscuridad total), resulta evidente que se pedía una gran eficacia y coordinación a las fuerzas del primer escalón del V cuerpo de ejército. Según lo que dice el plan, Lister, incluso saliendo el último, fue capaz de cumplir con su parte al mover 10 kilómetros por zona hostil y sin ser descubiertas, a las tres brigadas de su división.
      El hecho de que la 10 brigada no realizara con la misma eficacia su aproximación a los objetivos previstos da lugar a preguntarse cual pudo ser la causa, y en tal caso aparece la tentación de atribuir la  responsabilidad, por ese incumplimiento del plan, al Mando de la 46 división, sobre cuyo jefe es común dudar acerca de su idoneidad para desempeñar la responsabilidad que tuvo en esta batalla. La duda acerca de qué o quién hizo que los batallones de la 10 brigada no estuvieran en condiciones de asaltar Quijorna y Los Llanos en la misma forma en que eso se pudo hacer en Brunete, de momento persiste.

Mientras, la 101 brigada, partiendo desde el O de Valdemorillo desde las 22 horas del D-1, dominará los puentes y caminos sobre el río Perales (carreteras de Valdemorillo a Navalagamella y Quijorna a Navalagamella) con dos batallones. Con otro batallón se hará en un primer momento con el control de la casa de Las Rentillas para luego desbordar por el E las posiciones de Los Llanos. Un cuarto batallón de la 101 brigada quedará en reserva al SO de Valdemorillo.

La orden de desbordar Los Llanos por el E con un batallón de la 101 no quiere ni puede ser contradictoria con el sentido de la operación, pero su redacción no encaja del todo con este. Lo que tenía encomendado ese batallón de la 101 brigada era asaltar la posición enemiga de Los Llanos saliendo justo delante de esta, desde el foso que representa el valle del arroyo Valdeyerno, el cual limita por el N y O la planicie donde está ubicada  la casa de Los Llanos. El asalto se haría en cooperación con el batallón de la 10 brigada que, habiendo llegado (este sí) desde el E, debía estar entonces situado al S de la posición enemiga, lo que le permitiría atacarla desde su retaguardia.

A las 4 horas del día D se atacarán Quijorna (y Los Llanos) por sorpresa y desde las direcciones peor defendidas. No más tarde de las 5 horas deben quedar aniquiladas o conquistadas las restantes posiciones de la zona de la 46 división.

¡Qué plan tan ambicioso! Esto significa que entre las 4 y las 5 horas se debía reducir a la guarnición de Los Llanos y se aspiraba a tener bastante debilitadas, cuando no anuladas, a las fuerzas enemigas de la defensa de Quijorna.

Si a las 5 horas no se está dentro de Quijorna, las fuerzas atacantes se retirarán hasta unos 500 metros de la linde del pueblo, pues a esa hora empezará una preparación artillera de media hora de duración. La terminación de la misma, a las 5,30 horas, señalará el momento para el nuevo asalto, que estará precedido por una compañía de tanques (unas 15 unidades, que habrán llegado a Quijorna durante el primer asalto, y no antes, por no alertar a las guarniciones enemigas con su ruido). El asalto final será seguido de la acción de destacamentos de limpieza que, armados fundamentalmente con granadas de mano, asegurarán casa por casa que se acaba con toda resistencia en el interior del pueblo.

No aparece aclarado en esta orden (aunque seguramente fue transmitido por ordenes particulares, escritas o verbales a los batallones concernidos) la forma en que se debía asaltar Los Llanos, aunque por sus respectivas posiciones es natural deducir que esta acción era para el batallón de la 101 desde el N y O y para el de la 10 brigada desde el E y el S.

Tomada la posición de Los Llanos, esta quedará guarnecida por un batallón de la 101 brigada (seguramente el mismo que participó en su asalto), mientras que el batallón de la 10 brigada que participó en su conquista bajará entonces a Quijorna para quedar como su guarnición, permitiendo a los restantes tres batallones de la 10 brigada que tomaron el pueblo desplazarse hacia el cruce de carreteras al S del mismo, tomarlo y mantenerse en él a toda costa. A las 6 horas del día 6 comenzará la preparación artillera y de otras armas sobre Brunete, la cual terminará a las 6,30 horas. En este momento se hará el asalto por parte de las unidades de infantería.  

Llama la atención que en esta misma orden se encarga a la 11 división que ocupe antes de las 6 horas posiciones en torno a Brunete y quede preparada para asaltarlo a esa hora con el apoyo de tanques, precedida de una preparación artillera de 30 minutos. De la lectura de esta orden se concluye que los hechos transcurrieron de una manera muy diferente a lo que estaba previsto en un principio para la primera acometida del V cuerpo de ejército.
      Brunete, que debía caer por un ataque de infantería sin sorpresa, fue finalmente tomado mediante un golpe de audacia de alto vuelo, mientras que Quijorna y Los Llanos, que se esperaba fueran asaltados a las 4 horas, y simultáneamente, lo fueron ya con luz del día 6 y empezando en distintos momentos, cuando además sus guarniciones de defensa ya estaban advertidas del peligro en ciernes por los sonidos que les pudieran llegar desde Brunete o Villanueva de la Cañada, objetivo del vecino XVIII cuerpo de ejército. De no aparecer otra orden que contradiga o modifique esta orden general nº 2 del V cuerpo de ejército, hay que pensar que existió un buen comportamiento de la 11 división y otro no tan bueno en el seno de la 46. Nuevamente cabe pensar en lagunas y carencias en la instrucción de las unidades y/o en la falta de competencia del Mando de la división, brigadas o batallones.
      Lister, durante esas horas previas al alba, al no escuchar el ruido de combates en la zona de acción de la 46 división, seguramente ordenara tomar Brunete en el modo como se debió haber tomado Quijorna; tal vez este “plan B” ya estuviera contemplado, pero no es conocido que esa opción figure escrita en orden alguna.

En cuanto a la artillería, la 46 división tenía agregado en misión de apoyo directo al 1º grupo de 76,2 mm (9 piezas) situado sobre las alturas al S y SO del puesto de mando de Modesto, Pico y Pala (en el cerro Santa Ana). Estas piezas tirarían bajo órdenes de la 46 división. También actuaría a favor de las acciones de las brigadas de la 46 división la artillería de acción de conjunto bajo mando del V cuerpo de ejército, compuesta por 9 piezas de 105 mm asentadas también en Santa Ana. El 2º grupo de 76,2 mm estaba agregado a la 11 división. Todos estos grupos deberán estar asentados a las 4 horas del día D.
      Sobre Quijorna se hará una preparación artillera entre las 5 y las 5,30 horas en el caso de que el pueblo no sea a esa hora ya republicano. Participarán las piezas de los dos grupos de apoyo directo (18 piezas de 76,2 mm) y las del grupo de acción de conjunto (9 piezas de 105 mm) y eventualmente se pedirá cooperación a la artillería del Ejército de Maniobra. Esta acción artillera (eventual) contra Quijorna se repetirá sobre Brunete entre las 6 y 6,30 horas. En cuanto inicien sus fuegos las baterías enemigas de la zona de Navalagamella, estas deberán ser contrabatidas por el grupo de acción de conjunto del V cuerpo de ejército y por la artillería del I cuerpo de ejército.
      Dos compañías de tanques seguirán desde las 4 horas el itinerario (corto) de la 10 brigada mixta hasta las proximidades de Quijorna (por la cañada de los Montes del Duque). Una de estas dos compañías de tanques, si fuera preciso participará en el ataque a Quijorna; de no ser así, y en unión de la otra compañía quedará a disposición de la 11 división. Si asalta Quijorna, esa compañía igualmente se irá con la 11 división en cuanto el pueblo haya caído.



10/7/37

Teletipo del jefe del Estado Mayor del Ejército de Maniobra al jefe de la Sección de Información del Ejército del Centro. (259/18-IHCM)

Resumen de noticias hasta las 13 horas del día 10 de julio en el V cuerpo de ejército:

-       11 división: La 9 brigada está combatiendo en dirección al mismo objetivo del día de ayer. La 100 brigada maniobra para proteger el flanco derecho de la 9 brigada.

-       35 división: La 108 brigada avanza en dirección al cruce de la carretera de Quijorna con la de Alcorcón a Chapinería.

-       46 división: Se instala en las posiciones conquistadas.



Del documento “Apuntes para la historia de la Guerra Nacional Revolucionaria, 2ª parte. La operación de Brunete”, de  Juan Modesto.  (6-PCE)            

La 10 brigada mixta, igual que el resto de unidades del V cuerpo de ejército, comienza su movimiento de aproximación a las 22 horas del día 5. Pertenece esta unidad al primer escalón del ataque, formado por las divisiones 11 y 46, que a las 5 horas del día 6 ya están frente a los objetivos asignados. La 10 brigada había salido ante el pueblo de Quijorna con tres de sus batallones, pero no supo dar con la forma de rodearlo ni de irrumpir en su interior. Combate durante el día 6 sin conseguir entrar en Quijorna. Para el día 7 son sus cuatro batallones los que asaltan el pueblo, sin conseguir tampoco romper sus defensas, debido a la mala organización del ataque y a que se permitió la irrupción, a través de las líneas republicanas, de un batallón de fuerzas franquistas que se metió en Quijorna para reforzar su defensa. Se trata del 164 batallón de Toledo, que avanzó desde el río Perales. El día 8 se continúa combatiendo ante Quijorna, que finalmente cae el día 9 de julio. Se tomó un numeroso botín de guerra y prisioneros, dándose por destruidos tres batallones enemigos (efectivamente son tres batallones si se consideran las dos compañías que defendían Los Llanos).
      Tras la toma de Quijorna la 10 brigada avanzó hasta medio camino entre este pueblo y Perales de Milla.

Todo apunta a que, de hecho, la primera línea republicana se acerca mucho al poblado de Perales de Milla desde el E, con lo que se domina por el fuego o se ocupa plenamente la línea del río Perales desde el vértice Perales hacia el N. También hay avance desde Quijorna hacia el cruce de carreteras al S del pueblo, pero de este punto no se consigue expulsar a las fuerzas enemigas que lo defienden.

Sobre las posiciones alcanzadas, la 10 brigada debe hacer frente entre los días 10 y 12 a fuertes contraataques desde el O, que detiene sin ceder terreno. Hasta el final de la batalla de Brunete el flanco derecho del V cuerpo de ejército aguanta sobre esas líneas.

La única excepción que cabe mencionar es la pérdida del vértice Perales, cedido ante fuertes ataques enemigos durante el día 19.  



Jefatura de Sanidad de la 46 división. Informe elevado al Mando en agosto de 1937. (8/1-IHCM)

La víspera de la batalla, la 46 división acampó en el entorno del puente de los Curas (se trata del puente que tenía, para pasar el río Aulencia, la vieja carretera que entonces unía Valdemorillo con Colmenarejo. Actualmente, tanto el puente como una parte de esa carretera se encuentran sumergidos bajo las aguas del embalse de Valmayor). Cuando llegó la orden de avance, el 5 de julio a las 22 horas, las 10 y 101 brigadas mixtas se pusieron inmediatamente en marcha y fueron acompañadas en su movimiento por las fuerzas dependientes de la Comandancia de Sanidad de la 46 división, constituida por el grupo central sanitario, grupo móvil (con 5 ambulancias por brigada) y el grupo de camilleros (24 camillas completas y 5 pares de artolas por brigada). A este contingente se la debe añadir la dotación de sanidad propia de cada batallón. En el Puente de los Curas solo permaneció el Puesto Central de Mando Sanitario, junto al camión quirófano y el hospital ambulante, cargado en dos camiones (contaba con 50 camas completas y las tiendas de campaña necesarias para albergarlas). Estos medios se quedan a la espera de órdenes de la Jefatura de Sanidad en Campaña (el escalón de mando superior, perteneciente al Ejército de Maniobra).
      La 10 y 101 brigadas se encaminan por la carretera de Brunete en vanguardia, y así llegan a Valdemorillo. La 10 brigada bordea este pueblo (seguramente por el E) y luego tuerce a la derecha a la altura del kilómetro 13 de la carretera mencionada que desciende hacia Brunete, tomando la cañada de los Montes del Duque para llegar por ella hasta la posición Pico y Pala, el puesto de mando adelantado del V cuerpo de ejército (situado sobre la cota 750, justo al E del nacimiento del arroyo Valdeyerno, unos 2,5 kilómetros al S del vértice Santa Ana, puesto de mando “oficial” del V cuerpo de ejército). Desde este punto los batallones se encaminan hacia Quijorna (según el plan que conocemos, tres batallones se desplazarían hacia Quijorna y otro hacia Los Llanos).
      El puesto de clasificación y evacuación, las ambulancias y la Comandancia de Sanidad de la 10 brigada se situarán próximas a Pico y Pala, sobre el mismo cruce de la cañada de los Montes del Duque y el camino a Los Llanos, un lugar muy favorable para recibir a los heridos que vendrían desde las dos direcciones en que iba a combatir la 10 brigada. El grupo de camillas se dividió entonces en dos secciones de 12, y las artolas en dos grupos de 2 y 3, respectivamente, que se unieron a sendas secciones de camillas. Estas secciones de camillas enlazaban con las camillas de los batallones, de las que recibían los heridos (recogidos por la sanidad de los batallones en la primera línea de combate). Las ambulancias que actuaban con la 46 división no pudieron avanzar (presumiblemente desde el inicio de la cañada de los Montes del Duque) en esta primera fase de la operación, por estar las pistas existentes verdaderamente impracticables para estos vehículos. Hasta que no hubo caído Villanueva de la Cañada, los traslados en camilla fueron largos y penosos. Se realizaron fundamentalmente a lo largo de la cañada de los Montes del Duque, aunque hubo casos de heridos que fueron evacuados a través de un puesto de la 11 división.
      Con la toma de Villanueva de la Cañada, la Comandancia, ambulancias y el puesto de clasificación y evacuación de la 10 brigada se adelantan hacia un nuevo emplazamiento situado en el “kilómetro 5” de la carretera de Villanueva de la Cañada a Quijorna (todo indica que este segundo puesto de clasificación de la 10 brigada estuvo situado sobre la mencionada carretera, a dos kilómetros de Quijorna y a tres de Villanueva de la Cañada), al resguardo de dos pequeñas elevaciones de tierra. Desde este sitio las camillas y artolas iban y volvían hasta el cementerio de Quijorna al amparo de ligeros barrancos.
      Conquistada Quijorna en la mañana del día 9, se vuelve a adelantar el puesto de clasificación y evacuación de la brigada hasta situarlo casi en la propia entrada del pueblo, debajo de un puente de la carretera (tiene que tratarse del pequeño puente que, entonces como hoy, permite el paso de la carretera de entrada a Quijorna por encima del arroyo de La Candalosa). Cuando el frente de la brigada se alejó en torno a los 2 – 3 kilómetros del pueblo en dirección S y O, hasta la toma de contacto con las zonas de los batallones, cada 100 metros se estableció un relevo de camillas pertenecientes a la brigada, de manera que las evacuaciones ganaron mucho en agilidad.

A la 10 brigada se le encomendó la toma de Quijorna como objetivo principal de la primera fase de la batalla. Las evacuaciones dentro del primer escalón (la ancha faja de terreno pegada a la línea de fuego que debía cubrirse con el servicio de las camillas y artolas exclusivamente) presentaron una dificultad alta. En ocasiones los camilleros realizaron estas evacuaciones a través de terreno quebrado y con trayectos de hasta 7 u 8 kilómetros de distancia para llegar a las ambulancias, que no podían avanzar más por la falta de pistas aptas para vehículos de motor. A pesar del agudo agotamiento padecido, los camilleros cumplieron con creces su misión, garantizando al menos una oportunidad de supervivencia a cada herido de nuestra brigada. Las artolas, aun a pesar de su limitado número, 10 para toda la división, a las que se añadieron 7 más una vez tomada Quijorna, también tuvieron un papel destacado, sobre todo en los peores terrenos. Los conductores y sirvientes de las ambulancias se jugaron la vida en cada trayecto que hicieron durante los días que duró la batalla, ya que las carreteras estaban asiduamente bajo el fuego aéreo y artillero enemigo. Los puestos de socorro de los batallones se establecieron muy próximos a los puestos de mando de batallón, lo que significa que estuvieron, tal como se pide, muy cerca de la línea de fuego. El personal médico, practicantes y sanitarios estuvieron siempre a la altura de su deber en la 46 división.

A continuación aparecen dos tablas que reflejan las bajas diarias de la 10 brigada durante la batalla de Brunete. La primera de ellas pertenece a la sanidad de la propia brigada, la segunda a la Jefatura de Sanidad del Ejército de Maniobra. La gran diferencia en los números de ambas tablas seguramente es atribuible a que muchos de los heridos recibidos en el puesto de clasificación y evacuación de la brigada, o bien sanaban al poco por tratarse de leves que no requerían evacuación, o bien llegaban muertos o moribundos y no pasaban al siguiente escalón sanitario, siendo enterrados en muchos casos en las proximidades del puesto de brigada. Quién sabe si otro tanto pasaría en los puestos de socorro de batallón, aunque es poco probable que se acogiera en ellos a cualquier herido, por leve que fuera, para que se recuperara allí mismo. Tal cosa se tenía en cuenta, pero en puestos situados a mayor distancia del frente de combate, por estar menos expuestos al posible fuego enemigo o a una evolución imprevista de la línea de combate.
      Era deber de cada escalón sanitario registrar las bajas que ingresan en sus dispositivos respectivos. Si hoy contáramos con la documentación completa (en el caso que efectivamente se hubiera hecho) de todos los escalones de la sanidad en campaña, batallón, brigada, división, cuerpo de ejército y ejército, necesariamente, los números de los primeros  escalones tendrían que ser los más altos, por los motivos antes explicados.




Bajas de la 10 brigada

Día

Heridos

Enfermos

Muertos

Desaparecidos

Total bajas
6
198
0
15
6
219
7
348
3
22
9
373
8
192
1
17
1
211
9
86
0
12
0
98
10
11
2
5
0
18
11
14
4
7
0
25
12
20
1
13
0
34
13
4
0
0
0
4
14
8
0
0
0
8
15
14
3
5
0
22
16
3
2
9
0
14
17
2
0
0
0
2
18
62
2
18
0
82
19
114
5
28
12
159
20
46
1
4
0
56
21
10
1
1
0
12
22
96
5
8
2
11


Bajas de la 10 brigada:

H (heridos)               1.314
E (enfermos)                 94
M (muertos)                247
D (desaparecidos)         74
        T (total bajas)           1.488


Nota: Las sumas de los valores recogidos en la tabla de bajas diarias dan las siguientes cantidades: 1.228 heridos, 30 enfermos, 164 muertos y 30 desaparecidos, lo que supone un total de 1.452. La siguiente relación de totales por categorías, tomadas del mismo documento, tendría que dar un total absoluto de 1.729, y sin embargo se habla de 1.488. No se conoce una explicación a esta disparidad de cifras de bajas en la 10 brigada dentro de la contabilidad de la propia unidad o de la 46 división (1.452, 1.488 y 1.729), y como las tres son relativamente similares, habrá que dar un número promediado entre las tres como la cifra más creíble.
      Las brigadas de la 46 división fueron relevadas el día 22 por la división Durán.



Sanidad del Ejército de Maniobra. Relación de bajas habidas en la 10 brigada mixta durante la batalla de Brunete. (220/15-IHCM)

Día / nº bajas:  6 / 85,    7 / 65,    8 / 140,    9 / 98,    10 / 18,    11 / 11,    12 / 20,    13 / 1,    14 / 4,    15 / 2,   16 / 4,    17 / 4,    18 / 9,    19 / 17,    20 / 23,    21 / 4,    22 / 24,    23 / 11,    24 / 7,    25 / 56,    26 / 3,   27 / 1,   28 / 0,    29 / 0,    30 / 1,    31 /0.

Total bajas: 608

Esta contabilidad no presenta necesariamente contradicción con la anterior por provenir una y otra de escalones del mando sanitario diferentes. 608 serían (en el caso de que todas las cifras se tomaran correctamente) las bajas que llegaron al escalón de sanidad del Ejército de Maniobra evacuadas desde los puestos de la 10 brigada y  de la 46 división.




18/7/37




29/7/37

Terminada la batalla, Modesto se comunica con Miaja para proponerle que se firme el nombramiento definitivo del mayor Policarpo Candón Guillén  como jefe de la 10 brigada mixta. Esta misma responsabilidad la viene ejerciendo accidentalmente desde que sustituyera al anterior jefe de la unidad, Valentín González.



1/8/37

Desde el que se denomina “puesto de mando Caracas” se eleva al Mando del Ejército del Centro un informe sobre el estado de fuerza de la 10 brigada a pocos días de haber terminado la batalla de Brunete. El autor del informe es el teniente Mario Quirós Martínez, quien para escribirlo visitó el puesto de mando de la brigada.

La 10 brigada mixta está preparada para salir (hacia otro destino).

Combatientes                                              1.875
Fusiles                                                         1.224
Fusiles ametralladores                                      36
Ametralladoras                                                 32
Morteros de 81                                                   3
Antitanques de 4,5                                             3
Caretas antigás                                               500
Material sanitario de la brigada                           5 ambulancias y 16 camillas.
Material de transmisiones                                   0 ya que quedó a disposición de la 39 división
Enlaces                                                               1 motorista y 5 ciclistas
Vehículos                                                           3 coches ligeros y 22 camiones del V cuerpo de ejército



Se pide: Cable para transmisiones, 12 teléfonos, linternas y pilas tubulares, goniómetros, anteojo de antena, telémetro de 0,70 metros, 12 prismáticos, brújulas, 2 equipos de radio, cascos y caretas antigas en número suficiente.

Para hacer un cálculo del número de efectivos que pudo tener la 10 brigada en el momento de comenzar la ofensiva, el día 6 de julio, resultan útiles las dos listas de bajas conocidas por los dos documentos expuestos anteriormente. De las dos cifras de bajas totales dadas (1.488 y 608), que se obtienen como ya se señaló de la contabilidad de dos escalones sanitarios diferentes (brigada y Ejército de Maniobra) parece acertado buscar una cifra intermedia, cuya existencia se deriva de la explicación propuesta en los comentarios al informe de la sanidad de la brigada. De aceptarse esta forma de calcular los efectivos iniciales a partir de la suma de los que había el 1 de agosto y los que fueron baja durante la batalla, tendríamos que sumar al número de combatientes presentes que da el teniente Quirós (1.875) un número arbitrario de bajas, promediado de los dos totales conocidos, que rondaría los 1.000, de manera que podemos calcular que los efectivos de la 10 brigada al comenzar la batalla eran unos 2.900, el número habitual en estas unidades republicanas.
      Queda señalar que, a diferencia de la mayoría de divisiones que tomaron parte en la batalla de Brunete, la 46 tuvo dos brigadas en lugar de las tres reglamentarias, lo que debe tenerse también en cuenta a la hora de evaluar a esta unidad y a sus jefes.

De la lectura de los textos anteriores y de varias otras fuentes que no se citan textualmente, porque mencionan solo detalles de los hechos de la brigada, podemos sintetizar que esta unidad combatió en general de un modo satisfactorio para el Mando, si bien su actuación y rendimiento durante los combates por la toma de Quijorna no permitieron conquistar el pueblo, ni mucho menos en el plazo y formas contemplados por el ambicioso plan republicano. Las causas de esta notable diferencia entre planes y resultados habría que buscarlas tanto en las deficiencias que en materia de instrucción y armamento padecían las unidades republicanas, como también, y fundamentalmente, en la tenaz, efectiva y prolongada resistencia ofrecida por las guarniciones franquistas de Los Llanos y Quijorna a cargo de la 5ª bandera de Falange de Castilla, un tabor de Tiradores de Ifni y, desde el día 7 de julio, también el 164 batallón de Toledo, que consiguió romper o burlar el imperfecto cerco dispuesto por la 10 brigada en torno al pueblo.
      En el caso de la toma de Quijorna, la 10 brigada no pudo hacer en el tiempo previsto su marcha de aproximación inicial, lo cual parece que también pasó con el batallón que atacaría Los Llanos; la explicación parece estar en la congestión de tráfico que se produjo en el tramo de carretera en torno a Valdemorillo.  Al no alcanzarse las bases de partida favorables previstas para el ataque por sorpresa, se puede dar por perdida la posibilidad de un asalto rápido e inapelable como el que se vivió en Brunete. Por el contrario, ante una defensa decidida que en Quijorna sí pudo ocupar sus posiciones a tiempo, la 10 brigada, primero con tres de sus batallones (para realizar el asalto, pero también para mantener el cerco al pueblo y la ocupación de su subsector) y desde el día 7 con los cuatro, es repelida una y otra vez en sus intentos de penetrar en el pueblo. En esta fase inicial de la batalla las bajas son numerosas entre ambas fuerzas, pero los republicanos a pesar de esto pueden hacer valer su superioridad numérica al ser capaces de alimentar el ataque con nuevas unidades y medios de combate traídos de la reserva del cuerpo de ejército, de la brigada 101 (que ha completado la toma de Los Llanos el día 8) o de la otra división en vanguardia, la 11. En el choque de voluntades opuestas que se vive en torno al pueblo de Quijorna y su cementerio se acabarán imponiendo los hombres y armas del V cuerpo de ejército republicano, pero el precio que pagan es tan alto como inesperado solo unos días antes, cuando se pensó en ocupar Quijorna en uno o dos asaltos a lo largo de la primera mañana de combates.
      Quienes ganan Quijorna en la mañana del día 9 son combatientes de 6 batallones provenientes de las brigadas 10, 101 (1er batallón) y XI (2 batallones, que a su vez están reforzados por otro de la 108 brigada), apoyados por 5 tanques retirados de la división de Lister, a los que posiblemente hay que sumar los tanques y blindados que tuvo agregados la 46 división. Por último, la caballería afecta al V cuerpo de ejército explota el éxito en persecución de los defensores que se retiran de Quijorna cuando esta cae. Ayudaron, pero eso ya estaba previsto, la aviación y las artillerías de división y de cuerpo de ejército. Lo que no estaba previsto era que Modesto, jefe del V cuerpo tuviera que dirigir personalmente e in situ el asalto final al pueblo de Quijorna, por considerar incapaz para mandarlo con éxito al jefe de su 46 división, Valentín González. Tal vez en la personalidad y cualidades militares de este polémico jefe de división haya que buscar buena parte de las explicaciones a los iniciales fracasos, ante Quijorna, de la 10 brigada, cuando emprendía  uno tras otro asaltos mal coordinados y planeados, cayendo por decenas sus combatientes ante el fuego de las armas personales y automáticas de los defensores, carentes de otros medios que no fueran estos y unas pocas piezas antitanque.
      No disponemos de elementos para hacer una valoración del papel jugado por Policarpo Candón o los jefes de batallón que tuvo subordinados (de quienes lamentablemente desconocemos sus nombres) en esta fase de la batalla. Por el contrario, son relativamente numerosos los textos críticos hacia la forma de ejercer el mando de El Campesino, ya sea en la batalla de Brunete o en otras posteriores, de forma que es difícil no atribuirle al jefe de la 46 división una buena parte de la responsabilidad (en el plano táctico) por los asaltos a cuerpo descubierto realizados por la 10 brigada ante Quijorna y su cementerio. Pero también cabe preguntarse si fue o no oportuna la obstinación del alto Mando por hacer caer Quijorna en vez de proseguir hacia otros objetivos más allá de este pueblo, que de haberse tomado hubieran dejado a la guarnición enemiga de Quijorna incrustada en la profunda retaguardia republicana, sin otra perspectiva a corto plazo que la rendición o el abandono nocturno de la posición.

Una vez ocupado Quijorna, se toman a la fuerza defensora 200 prisioneros, se le entierran 600 muertos y se captura un botín de 3 piezas antitanque alemanas de 37 mm, 3 morteros, 5 lanzallamas, varias ametralladoras y 1.000 fusiles. El resto de la guarnición, eventualmente perseguida por el fuego o la caballería, consigue retirarse como puede hacia el campo propio en dirección O. Lo mismo hicieron los días anteriores grupos  de civiles que quedaban en el pueblo desde noviembre de 1936, a los que se ha permitido salir de la zona de combates hacia cualquier dirección, prefiriendo estos ir también mayoritariamente al O, donde se reincorporan a la zona sublevada.
      La 10 brigada adelanta entonces sus cuatro batallones para consolidar alrededor del pueblo el terreno que ya tenía precariamente ocupado desde antes y el aún desatendido por las fuerzas franquistas, que ya están empezando a reforzarse eficazmente sobre el arroyo Palomero, el caserío de Perales de Milla y la margen O del río Perales. En el breve espacio de dos días en que mantiene su misión ofensiva, la 10 brigada se acerca, sin poderse precisar cuánto, hacia el arroyo Palomero. También se apodera (o se consolida en la posesión) del vértice Perales. Puede que incluso cruzara el río del mismo nombre alguna fuerza para explorar la consistencia del frente enemigo sobre las primeras alturas que lo flanquean por el O desde el S de Navalagamella hasta Perales de Milla. Así parece demostrarlo la aparición de restos de munición que atestiguan combates de carácter defensivo en las precarias posiciones franquistas existentes entonces en esa zona.
      Entre los días 9 y 12, el puesto de mando de la 46 división parece estar en la zona de la casa del Vétago (también nombrada en mapas como casa de Velayo o Velago). En esos mismos días el puesto de mando de la 10 brigada aparece representado en Quijorna. Sus 4 batallones se sitúan en una zona que limita por su derecha con la 101 brigada, la cual ocupa los cerros pegados al puente de la carretera Quijorna – Navalagamella (los mismos que cierran la llanura por el N y llegan al río Perales por el E a la altura del puente de la carretera, conocidos en los textos republicanos como “El Espolón”). Por su izquierda, el despliegue de la 10 brigada enlaza con la XI brigada internacional en el entorno del arroyo Los Morales. La unidad de Policarpo Candón consigue esos avances antes de que el día 12 de julio se conozca la orden del Mando del Ejército de Maniobra de pasar “transitoriamente” a la defensiva, entonces, como el resto de unidades de su cuerpo de ejército, la 10 brigada dedicará sus energías a conseguir la organización del terreno que ocupa, preparándose para la nueva misión encomendada, la de convertir en inexpugnables sus líneas, protegiendo así el flanco O del Ejército de Maniobra.
      Una vez establecida a la defensiva, la vanguardia consolidada de la 10 brigada pasa, de N a S, primero a unos centenares de metros al E del río Perales en la zona comprendida entre los cerros de El Espolón y el tramo final del arroyo Quijorna. Al S de este arroyo ocupa la cota máxima del suave vértice Perales, justo frente a Perales de Milla (que es tierra de nadie o ya zona franquista). Desde ahí  discurre al SE unos dos kilómetros, hasta un punto no precisado del entorno del arroyo Los Morales, seguramente en su tramo intermedio entre el cruce con la carretera de Quijorna con la de Brunete – Chapinería y la confluencia con el arroyo Palomero. Sobre esta zona enlaza con la XI brigada internacional. Eventualmente, antes del día 12 o 13, pudo enlazar primero con un batallón de la 108 brigada que rápidamente cedería su posición a la XI brigada, tras los combates infructuosos de estas unidades de la 35 división, por ocupar el cruce de carreteras al S de Quijorna antes mencionado.
      Una vez asumida la defensiva, la forma del frente de la 10 brigada es esquemáticamente un arco de circunferencia de unos 4 kilómetros de longitud que envuelve a Quijorna desde el O y SO, manteniendo unos 2,5 kilómetros de distancia con el pueblo en todo su recorrido. Con la reorganización de sectores y el desplazamiento de unidades del V cuerpo de ejército que se deriva de la orden de la noche del día 11 que da paso a la defensiva, el puesto de mando de la 10 brigada aparece en el plano de situación del día 13 próximo al arroyo Los Morales, en el extremo izquierdo del subsector propio, unos dos kilómetros al S de Quijorna. El puesto de mando de la 46 división también ha cambiado su ubicación, parece haberse adelantado unos 2 kilómetros al S de la casa del Vétago, quedando ahora a 1 kilómetro al N de Quijorna. De los esquemas de situación de los días siguientes se intuye (por tratarse de superponibles carentes de referencias geográficas explicitas) que, aparte de la primera línea de su subsector, perpendicular al arroyo los Morales, la 10 brigada pudo tener un batallón, o parte de este, guarneciendo las alturas de la margen derecha de dicho arroyo, en una suerte de segunda línea en esta zona de especial peligro de penetración enemiga.

El ejército y gobierno republicanos, así como el amplio movimiento de solidaridad internacional con la República, despliegan tiempo y energía para usar en Quijorna la muy eficaz arma de la propaganda a través de medios diversos, fundamentalmente la prensa escrita y radiada, pero también  otros.
      Montando lo que parecen recreaciones de combates e imágenes reales tomadas durante la batalla, el director cinematográfico Antonio Vistarini confeccionará una interesante película de tipo documental que, como cabía esperar, da una visión sumamente favorable para el EPR de la toma de Quijorna, en la que aparecen, en lo que hoy es un documento único, El Campesino, Walter, Modesto, los soldados y oficiales de la 10 brigada, los prisioneros y el entorno y las casas de Quijorna.
      Por su parte, la joven alemana Gerda Taro, precursora del fotoperiodismo de guerra, comprometida a fondo con la causa del antifascismo y la República también visitará Brunete, Villanueva de la Cañada y Quijorna para fotografiar (como solo Robert Capa sabía hacerlo) a los combatientes españoles y brigadistas, a los mandos y a los pueblos y paisajes de guerra. Su propia vida, que por heridas de guerra acabará el día 26 de julio, y su obra son ejemplo de compromiso y valentía, personal y profesional. Hoy tal vez en su obra queremos apreciar cualidades artísticas, pero entonces para Gerda la cámara fotográfica era un arma más al servicio de la República, y muy poderosa.
      Otros intelectuales de varios países que estaban en la España republicana para participar en el Congreso de Escritores Antifascistas acuden también al campo de batalla sobre el que se está obteniendo entonces la primera victoria ofensiva. Sobre él visitan a las fuerzas republicanas en primera línea asumiendo los riesgos del combate y los bombardeos que están en curso.

Hasta el día 17, los cuatro batallones de la 10 brigada, independientemente de sus posiciones (que si atendemos a los gráficos parecen rotar), están en primera línea. En esos mismos días, en torno al 18, el 1º y 2º batallón de la 94 brigada mixta se incorporan en la 46 división para completar bajas de sus dos brigadas. Una parte de los hombres de estos batallones se incorporan en la 10 brigada. El día 18 marca el inicio de la primera contraofensiva franquista. Según los gráficos de posiciones, en ese momento uno de los batallones de la 10 brigada, el 4º, aparece concentrado al O de Quijorna, dispuesto en una segunda línea, próxima y paralela a la primera y “en descanso”, lo que significa que el 4º batallón, cuando las fuerzas franquistas atacaron, constituyó la reserva de la brigada, situándose en una de las direcciones más peligrosas. Es muy probable que la acción de este batallón, situado por detrás del 3º, evitara que el ataque de la 150 división franquista que arrebató a la 10 brigada la posesión del vértice Perales el día 19 progresara más hacia Quijorna. En esos mismos momentos, entre el 18 y el 21 la otra brigada de la 46 división, la 101, afrontaba en su subsector la ofensiva de la IV brigada de Navarra, lo que obligó al Campesino a entregar a la 101 brigada su 1er batallón (de la 101 brigada), del que disponía como reserva divisionaria  desde el día 9. La salida del 1er batallón explica seguramente el que se destinara al 4º de la 10 brigada a ser la reserva de su subsector en lugar de aquel.
      El vértice Perales fue la única posición que perdió la 10 brigada, en el frente que tuvo que defender entre el 11 y el 22 de julio. El resto de posiciones se conservaron aún en las más duras circunstancias, demostrando nuevamente la 10 brigada ser una unidad fogueada y confiable en el combate, lo que también implica que sufriera un alto número de bajas y el agotamiento creciente de sus combatientes.

Cuando se dispone el  relevo de las divisiones 11 y 46 del V cuerpo de ejército, por la 39 (Durán) y 14 (Mera) respectivamente, la 10  parece ser la primera de todas las brigadas en moverse a retaguardia. Consiguió entregar su frente a la brigada que la relevó, la 49, más o menos en el momento establecido para su caso, la noche del 22 al 23, antes de que se recrudecieran el 24 los ataques de las fuerzas franquistas de las divisiones 13 y 150 y de la IV brigada de Navarra contra el frente del V cuerpo de ejército. La 101 brigada saldría por completo de sus líneas, según parece, en la noche del 25 al 26, y la 11 división  no conseguiría ser relevada ni en las condiciones ni sobre el frente previstos. La 10 brigada, una vez relevada por  la 49, se concentra en el entorno de Quijorna. Fuera de la primera línea, puede descansar y reorganizarse en la retaguardia cercana al frente, pero apurando las horas para restablecer lo más rápido posible su capacidad combativa, ya que el Mando republicano sabe que se le echan encima jornadas críticas ante un enemigo que se apresta a renovar sobre cualquier sector el ciclo de contraataques que ha iniciado con poca fortuna el día 18, por los flancos de la bolsa ganada por el EPR. Aún teniendo esto en cuenta, no hay pruebas de que después de salir de la línea de fuego la 10 brigada volviera a combatir o a entrar en línea, lo que sí pasó con la 101 tras su relevo.






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101 brigada mixta, 46 división.






19/6/37

Informe sobre las brigadas en formación, recogido en la visita de inspección llevada a cabo por el comisario inspector, camarada José Clivert, entre los días 11 al 17 de junio de 1937. (20-PCE)

El batallón base de la 101 brigada mixta es el 4º de la 10 brigada, unidad de gran valor combativo por su alta moral y disciplina. El 80% de los miembros del 4º batallón es comunista, y el resto de la JSU. El batallón base tiene 2 comandantes, de los que uno es Pedro Mateo Merino (quien es jefe de la 101 brigada), 5 capitanes, 15 tenientes, 21 sargentos, 80 cabos y 366 soldados. Junto con todos ellos se han incorporado 3 capitanes, 6 tenientes (uno de ellos de intendencia) y 3 sargentos. Hasta la fecha, (19 de junio de 1937) se han incorporado a la plantilla de la nueva brigada 1.763 reclutas  (mayoritariamente procedentes de Castellón, Valencia y Murcia). El batallón base llegó a Sagunto el 1 de junio y se disolvió para que cada compañía sirva de base a uno de los nuevos batallones. Estos se distribuyen así: 1er batallón en Sagunto, en dos locales, 2º batallón en Faurá, en dos locales, 3er batallón en Puçol, en dos locales y 4º batallón en El Puig, en un local. Todos los locales en uso son óptimos para servir como cuarteles.
      El día 1 de junio se incorporaron también los primeros reclutas, siendo al momento destinados a sus respectivos batallones. A las 24 horas de haber llegado ya estaban uniformados y encuadrados, comenzando la instrucción inmediatamente, la cual dos semanas después está bastante avanzada. A la brigada se le ha mandado ya casi todo el armamento reglamentario. La escuela de oficiales de la brigada está montada y en los batallones se forman ya sargentos y cabos. Los capitanes del batallón base son los comandantes accidentales, mientras que varios tenientes actúan también como capitanes accidentales. Todos trabajan estupendamente, lo que hace pensar en que la brigada estará en pocos días lista para salir hacia el frente. El comportamiento de la tropa es el de verdaderos soldados antifascistas y, en consecuencia, no hay necesidad de castigos.
      Actúa como comisario de la 101 brigada Gabino Aparicio Barber, quien vino con el batallón base, aunque carece de nombramiento. Los delegados políticos de compañía del batallón base ya asumieron las tareas de comisarios de batallón. Su trabajo es correcto. Se dan charlas diarias en todas las compañías y también diariamente se lee y comenta la prensa. Hay periódicos murales en todas las compañías y batallones. También se dan clases de alfabetización en todas las unidades. En los batallones 3º y 4º hay clases de ampliación de estudios, que están dadas por profesores incorporados en este reemplazo. Está también en marcha el trabajo de investigación, se están haciendo las fichas para conocer la composición político social de la unidad. Se ha hecho un acto en cada batallón en el que intervinieron el jefe y el comisario de batallón y brigada, saludando y explicando el significado de la incorporación de nuevos reclutas al ejército regular recién creado. Por la magnífica situación organizativa de la 101 brigada, se pide el nombramiento definitivo para todos los comisarios de batallón. Los servicios están todos organizados. No hay “pegas” en la 101 brigada mixta. Las dificultades se vencen con ganas de trabajar. Hacen falta médicos y material sanitario.

En apariencia, poco más se puede añadir a las conclusiones que extrae este comisario inspector acerca del urgente proceso de creación y preparación de la 101 brigada mixta del flamante Ejército Popular Republicano, creado en mayo, solo un mes antes. Más adelante, cuando termine la batalla, será el jefe de la brigada, Pedro Mateo Merino, quien exponga de manera clara y honesta las virtudes y defectos de su unidad, que tuvo en la batalla de Brunete un comportamiento muy satisfactorio en términos generales y determinante, incluso heroico, durante las jornadas del 18 al 21 en la defensa del flanco O republicano.



Libro “Historia de las brigadas mixtas del EPR”, de Carlos Engel.

A base del 40 (4º) batallón de la 10 brigada se formó en abril y mayo de 1937 la 101 brigada mixta (parece, por el anterior documento, que esto fue en junio) en Sagunto (Valencia). Fue completada con reclutas de las quintas de 1932 a 1935, provenientes de Aragón, Valencia y Jaén.
      El mando de la 101 brigada será para Pedro Mateo Merino, quien antes mandaba el 4º batallón de la 10 brigada. El comisario de la brigada será Gabino Aparicio. El 1er batallón, organizado en Sagunto, tendrá por jefe a Carlos Álvarez y por comisario a Marcelino Sánchez. El 2º batallón, organizado en Faura, tendrá por jefe a Fernando Pascual y por comisario a Máximo Romero. El 3er batallón, organizado en Puçol, tendrá por jefe a Francisco Freire y por comisario a Pedro Moya. El 4º batallón, organizado en Puig, tendrá por jefe a Rafael Moliner y por comisario a Francisco Giganto. El Estado Mayor de la brigada tendrá por jefe al capitán de Milicias, Andrés González Lanuza. La Sección de Organización la manda el teniente Rodríguez. La Sección de Información la manda el teniente Juan Boné Marzal. La Sección de Operaciones la manda el teniente Castellano. El mando de intendencia es del teniente Arias. El mando de la sanidad es del doctor Fraile. El asesor militar de la brigada es el capitán del ejército soviético, Rodio Fiodorovich Rodionov. El instructor militar de la brigada es el también militar soviético 1er teniente Láuckanen.
      En junio la 101 brigada deja Valencia para ir a Alcalá de Henares, en Madrid. En ese momento, y por poco tiempo, será comisario político el cubano Jaime Bofill, en sustitución de Gabino Aparicio. El día 18 de julio (durante la batalla de Brunete) el 3er batallón pierde en combate a su jefe, el mayor Francisco Freire, quien será sustituido por el capitán de Milicias Eustaquio Izquierdo. Tras la batalla, Pedro Mateo sustituye en el mando (por su comportamiento insatisfactorio) al jefe del 1er batallón, Carlos Álvarez, nombrando en su lugar al reciente jefe del 3º, Eustaquio Izquierdo. Para el mando del 3er batallón se nombra al mayor de Milicias Domiciano Leal Sargentes, quien después llegaría a mandar la 10 brigada.



2/7/37

V cuerpo de ejército. Orden general nº 2, de las 15 horas. (338/21-IHCM)

Objeto: Preparación y ejecución de un ataque en la dirección Valdemorillo – Brunete.

La 46 división deberá avanzar desde las 22 horas del día D – 1 sobre dos ejes. Uno con dirección a Valdemorillo – Pico y Pala – Quijorna y el otro hacia el río Perales. En la primera dirección se debe llegar a envolver y aislar Quijorna. En la segunda dirección se cubrirán todos los pasos del Perales y se envolverá la posición de Los Llanos desde su retaguardia. Tanto Quijorna como Los Llanos deben haber caído antes de las 5 horas del día D. La operación debe estar preparada hasta en sus mínimos detalles y ser ejecutada con rapidez audacia y sorpresa. La primera fase es de aproximación, la segunda es de ataque y conquista.

En la primera fase, la 101 brigada partirá desde Valdemorillo a las 22 horas de D – 1 para ocupar con uno de sus  batallones las alturas que dominan el puente sobre el río Perales de la carretera de Valdemorillo a Navalagamella y el cruce del camino de Lancharejos sobre dicho río (este camino parte de Valdemorillo y discurre casi paralelo a la carretera anterior, terminando en un molino que existió en la orilla O del Perales. El control de ambas vías, carretera y camino, así como el del puente sobre la primera, era de suma importancia para asegurar el flanco derecho de la brigada y prevenir reacciones enemigas). Con otro batallón tomará una cabeza de puente al O del Perales sobre el puente de la carretera de Quijorna a Navalagamella. Con un tercer batallón ocupará la casa de Las Rentillas para luego proseguir y desbordar por el E las posiciones de Los Llanos (en Los Llanos había una sola posición enemiga, y lo lógico es que viniendo las fuerzas de la casa de Las Rentillas, esa posición fuera sobrepasada por el O y no por el E). Un cuarto batallón quedará en reserva 2 kilómetros al S de Valdemorillo (es de suponer que dispuesto de tal forma que pudiera usar el camino de las Gateras al poco de recibir orden de marcha).

En la segunda fase, a las 5 horas deberán estar tomadas Quijorna y Los Llanos. La primera caerá ante la 10 brigada (3 batallones) y la segunda por la acción combinada de un batallón de la 101 brigada y otro de la 10. Este último batallón, una vez tomado su objetivo se unirá al resto de su unidad, quedando la posición de Los Llanos guardada por la 101 brigada. No existen planes previos para utilizar tanques o preparación artillera sobre Los Llanos, pero sí se deja abierta la posibilidad de que la unidad atacante reciba apoyo artillero por parte de las piezas de apoyo directo en manos de la división, e incluso de las de acción de conjunto bajo mando del V cuerpo de ejército. Las peticiones de estos fuegos serán hechas por conducto de los comandantes de las brigadas.

Según recoge el plan, los tanques de la compañía afectada a la 46 división no deberían quedarse tan atrás como para estar en condiciones de apoyar el asalto a Los Llanos, ya que a la hora en que este debía comenzar aquellos ya deberían estar preparados para intervenir en Quijorna en previsión de que esta no cayera a la primera embestida. El uso fundamental que se les quería dar a los tanques era el de apoyar el asalto a Brunete, una vez se tuvieran asegurados los objetivos de la 46 división a lo largo de la madrugada del día D.



12/7/37

Ejército del Centro. División Durán. Estado Mayor. Comunicación al jefe del Estado Mayor Central. (166/13-IHCM)

Comunico a V.S. que por orden de la 3 división, la 69 brigada releva esta noche a la 101 brigada del sector comprendido entre el camino de Valdemorillo a Robledo de Chavela  (cuadrícula 561 – 658, unos 7 kilómetros al NO de Valdemorilo) y la conjunción entre el arroyo Valdeyerno y el río Perales (cuadrícula 565 – 649, unos 6 kilómetros al SO de Valdemorillo). La línea de vigilancia del subsector defensivo que asume la 69 brigada, reforzada por un batallón de la 33 brigada, no tiene parapetos hechos, por lo que se solicitan al Mando que les sea enviado un batallón o al menos una compañía de fortificaciones para crear la línea de vigilancia y la primera línea de resistencia. La carretera de Valdemorillo a Navalagamella quedará cortada a partir de la noche, pidiéndose además que sea volado el puente de la misma por la sección de destrucciones.



Libro “Por vuestra libertad y la nuestra”, de Pedro Mateo Merino.

A últimos de junio la 101 brigada se desplaza a Alcalá de Henares, transportándose por ferrocarril y carretera. Allí ya estaba la 10 brigada. Con las dos unidades se constituye la 46 división. Las tropas se alojaron en el recién construido Hospital Psiquiátrico Provincial. En una extensa explanada próxima se realizó un desfile y revista militar, en la que estuvieron presentes mandos y representaciones de otras unidades. Se hizo entrega de las banderas de combate a las nuevas unidades. El acto dejó una excelente impresión acerca de la disciplina y el grado de instrucción de las nuevas formaciones. Con la ayuda del capitán soviético Rodión Fiodorovich Rodiónov se completa la instrucción, usando como campo de maniobras las accidentadas orillas de la margen izquierda del río Henares. Frecuentemente acudía a estos entrenamientos el 1er teniente Lauckanen, instructor de la 10 brigada. El comisario de la 101 brigada, hasta poco antes de la batalla, fue el estudiante cubano de Harvard, Jaime Bofill, quien fue al poco sustituido por un joven trabajador madrileño del calzado, carente, como el anterior, de conocimientos militares (Mateo se lamenta de no haber tenido entonces un comisario más competente). Los escritores cubanos Juan Marinello y Nicolás Guillén, presentes en el Congreso Internacional de Escritores Antifascistas, que se está celebrando en Valencia, visitan  la 46 división. Se hace con ellos un grandioso acto de confraternización en la plaza de toros de Alcalá de Henares.

Durante una de esas noches, la 101 brigada recibe orden de trasladarse hasta unas dehesas varios kilómetros al SO de El Escorial. Los grupos de encinas se aprovechaban para el camuflaje de la tropa y el material. Allí debía unírseles una batería de 45 mm, formada en la base de artillería de Lorca, la cual estaba mandada por un alférez del antiguo ejército. Amaneciendo el día siguiente, los jefes de  división y brigadas, por orden de Modesto, observan el futuro campo de batalla desde el vértice “Monos” (de 722 metros, debe tratarse del actual vértice Los Llanos 2, al N del arroyo Valdeyerno y al S de Valdemorillo), para familiarizarse con los pueblos, accidentes geográficos, puntos guarnecidos y espacios carentes de cobertura de fuerzas enemigas que tiene el sector objeto del inminente ataque.
      Los objetivos inmediatos para la 46 división eran Los Llanos y Quijorna. El altiplano de Los Llanos sería atacado por la 10 brigada desde la dirección NE, la única practicable para tanques, de los que participaría una sección (5 unidades). La 101 brigada atacaría con un batallón surgiendo ante la posición enemiga por el N desde las laderas escarpadas que suben desde el arroyo Valdeyerno. Tendría, en el caso de ser necesario, el apoyo de una compañía de ametralladoras. También se contaba con el apoyo del fuego de una batería artillera. Otros dos batallones de la 101 brigada asegurarían la línea del río Perales inmediatamente al O de Los Llanos, enlazando por su derecha con la 3 división del I cuerpo de ejército. El restante batallón quedaría en reserva.

El jefe de la 101 brigada critica el hecho de que la agrupación operativa creada con los batallones de la 10 y 101 brigadas que atacarían Los Llanos no estuviera bajo un mando único, quizás por haberse subestimado al enemigo.

La aproximación se haría de noche y en el más riguroso silencio y secreto para estar antes del amanecer ante el perímetro defensivo. Solo después de comenzado el ataque entrarían en acción los tanques y la artillería. Durante la noche que antecedía al ataque, la 101 brigada marcharía desde su zona de concentración original, primero hasta Valdemorillo y luego hasta el fondo del valle del arroyo Valdeyerno, para después, trepando la abrupta ladera opuesta de este valle, plantarse ante las alambradas enemigas aún con la cobertura de la oscuridad. Los últimos kilómetros se harían necesariamente a pie por el doble motivo de la conservación del secreto y porque las pistas del tramo final no eran aptas para vehículos.

Por evidentes necesidades del secreto, el alto Mando no ordenó la marcha de las unidades hasta las 22 horas del día 5. Las dos brigadas de la 46 división permanecieron concentradas hasta esa hora en el entono del puente de Los Curas (actualmente sumergido por el embalse de Valmayor).

La marcha de aproximación hasta Los Llanos fue de unos 10 kilómetros, los primeros en camiones con las luces enmascaradas, hasta Valdemorillo, y luego a pie hasta el objetivo, usando  el camino que bordea el arroyo de La Nava (camino de las Gateras y alguna de sus variantes). En el tramo inicial, circulando por vías de escasa calzada, el nutrido tráfico de camiones, coches y tanques con luces apagadas crearon un embotellamiento que no permitió que las unidades de infantería  cubrieran las distancias necesarias en el tiempo previsto.

En esta afirmación de Pedro Mateo tenemos la más que posible explicación al retraso de las  brigadas 10 y 101 en la ocupación de sus bases de partida, para el ataque que, según los planes trazados, debía emprenderse a las 4 horas.

Aun a pesar de que no se consiguiera que todas las brigadas cubrieran en el tiempo previsto sus itinerarios de aproximación a sus objetivos respectivos, durante esa fase de traslados se siguió manteniendo el secreto de la operación en el mismo grado que se había logrado en los enmascaramientos diurnos de los días previos. Las primeras defensas de la posición franquista de Los Llanos, dos casas fortificadas situadas en una planicie de 743 metros de altura con forma alargada en la dirección E - O, eran una triple alambrada plantada a unos 50 – 60 metros del borde de la pendiente que caía al valle del arroyo Valdeyerno. Las trincheras y zanjas de comunicación no eran especialmente complejas ni numerosas y tal vez las propias casas fueran el mejor refugio y parapeto. Defendían Los Llanos una mía (compañía) del tabor de Ifni-Sahara llegada unos pocos días antes y una centuria de la 5ª bandera de Falange de Castilla, más una pieza antitanque. El resto de los efectivos de esas dos unidades guarnecían Quijorna.
      El puesto de mando de la 101 brigada estaría, una vez iniciado el ataque en unas peñas, a unos 500 metros al S de la casa de Las Rentillas, junto al camino que baja de esa casa al arroyo Valdeyerno (en una zona que antes de las operaciones entraba dentro de la ancha franja de tierra de nadie). Los batallones 3º y 4º son destinados a cubrir las alturas de la margen E del río Perales, relevando de ellas a las unidades de la 3 división del I cuerpo de ejército que estaban previamente. Los batallones 2º y 1º avanzaron, por ese orden, hacia la casa de Las Rentillas, que no tenía enemigo y se pudo ocupar sobre la marcha. La noche iba tocando a su fin cuando aún no se había alcanzado la línea de asalto. El ataque lo desencadenó el 2º batallón desde la marcha, tras desplegarse a unos 500 metros de la posición, ya con la primera luz del día. La sorpresa no se había logrado del todo, y el retraso de la 10 brigada, que fue mayor que el de la 101, contribuyó a que el asalto desde la marcha fuese rechazado. Cuando el batallón de la 10 brigada se incorpora al ataque, tampoco se consigue el éxito porque la defensa es férrea, sostenida con gran decisión. Su pieza antitanque inutiliza dos tanques de la 10 brigada. La artillería de que dispone la brigada son 3 piezas de acompañamiento, de 45 mm, que junto a los tres morteros de 82 son todos los recursos propios de que se dispone, siendo su eficacia muy limitada. Al poco de iniciado el combate por Los Llanos, desde Quijorna y Villanueva de la Cañada ya llega el ruido producido por sus respectivos asaltos, que están también en marcha.
      En Los Llanos la situación no cambia a lo largo del 6 ni del 7. Para ese momento el 2º batallón de la 101 brigada ya había sufrido numerosas bajas. También los defensores habían sufrido un duro castigo, y su situación al final del 7 era desesperada, y más fue así cuando Los Llanos quedaron rodeados al ocuparse con las reservas del batallón las alturas circundantes (seguramente se trata de los cerros Andrinal y Veneno). Entonces los defensores supieron que no cabía esperar la llegada de ningún refuerzo desde el exterior, sin embargo aún se les ofreció alguna ventaja por causa de nuestra imprevisión. 
      Sin avisar a la 101 brigada, en la noche del 7 al 8, El Campesino manda retirar el batallón de la 10 brigada que ataca desde el NE. Esto permite, al reducirse la presión en torno a la posición enemiga, que algunos grupos consigan abandonarla e infiltrarse hacia nuestra retaguardia, donde merodean peligrosamente, consiguiendo causar bajas, cortando las líneas de teléfono e interrumpiendo las vías de comunicación durante varias horas. Cerca del puesto de mando del V cuerpo de ejército es capturada una partida numerosa, que se rindió tras ofrecer alguna resistencia.

Sigue el relato de Pedro Mateo mencionando que se tuvo que dedicar una compañía  a rastrear el monte en torno a Los Llanos para acabar con los emboscados. En concreto habla de un grupo de 8 marroquíes que fueron capturados, reconociendo en el interrogatorio que se les hizo ser los autores del asesinato, durante la noche anterior, del chofer de una ambulancia y de los 6 heridos que transportaba. Acusados de crimen de guerra, fueron fusilados cerca de la casa de Las Rentillas.
      Existe una historia frecuentemente mencionada acerca de la 46 división, en la batalla de Brunete, según la cual una compañía entera de las fuerzas del Campesino fue capturada, muerta y mutilada por soldados marroquíes. Según ese relato a su vez, después El Campesino habría capturado un  grupo de fuerzas marroquíes, también equivalentes a una compañía, a la que habría ordenado fusilar en venganza por el asesinato y vejación de sus hombres. Por no encontrarse ninguna referencia a estos hechos en los muchos documentos militares consultados, es muy posible que toda esa historia fuera una versión sobredimensionada (algo nada extraño en medio de una guerra) de los hechos que relata Pedro Mateo en torno a esta partida de regulares operando sin reglas tras las líneas republicanas. Básicamente la diferencia entre este testimonio y el posible mito es más de número que de concepto.


Al comenzar el día 8 (tercero del asalto) Modesto urge a concluir la toma de Los Llanos. Se ve que la defensa está al límite de su resistencia física y moral y que su reducción no llevará mucho más tiempo, pero entre los combatientes del batallón atacante también se dan casos, pocos, pero no vistos hasta entonces, de automutilaciones para escapar de los peligros del combate; las protagonizan soldados de recluta, nunca los que vienen de la etapa miliciana. Para acabar con esta práctica se ordena que la curación del automutilado se haga sin abandonar la primera línea.
      El segundo asalto del 2º batallón, durante la mañana del 8, encabezado por los mandos de batallón y brigada, da por fin la posesión a los republicanos de la posición de Los Llanos. Muerta o capturada la mayoría de la guarnición, solo una parte de quienes abandonan en el último momento la posición logran alcanzar la línea enemiga al otro lado del río Perales, los demás son capturados a lo largo de su desesperada huída en dirección a Quijorna, que seguía resistiendo el asalto de la 10 brigada. Se tomaron 300 fusiles, 2 morteros, 4 ametralladoras y 1 pieza de 37 mm antitanque (según la versión de los defensores, sin el cerrojo, que habría sido enterrado para no entregar la pieza en condiciones de ser usada). Hay 50 prisioneros. A los muertos se los entierra allí mismo (seguramente aprovechando un tramo de la trinchera existente). Felicitado por Modesto, que presenció su asalto desde Pico y Pala (cota 741), el 2º batallón, ya con su retaguardia despejada avanza hasta ocupar El Espolón y, sin detenerse, se aproxima a Perales de Milla, pero se les deniega el permiso para ocupar ese caserío o explorar el terreno hacia el S. La misión que tienen es de cobertura, no de ruptura o maniobra. Ahora a la 101 brigada le tocará fortificarse sobre posiciones convenientes y bien enlazadas a lo largo de la margen izquierda del Perales. El 2º batallón se repliega por tanto desde las cercanías de Perales de Milla hasta el puente de la carretera Quijorna – Navalagamella.

Según parece, en el entorno del puente citado, (que será volado cuando el V cuerpo de ejército pase a la defensiva el día 12), se enlazará luego con la 10 brigada cuando el grueso de esta salga también a las cercanías del Perales después de tomar Quijorna. De lo dicho por el jefe de la 101 brigada se deduce que el vértice Perales pudo ser ocupado por los republicanos el día 8, si no estaba ya ocupado desde antes por fuerzas de la 10 brigada.

Durante la noche del 8 al 9 la 46 división se hace cargo del 1er batallón de la 101 brigada, que era hasta ese momento la única reserva de esta. Este batallón se traslada a Quijorna. El 2º batallón tendrá la posibilidad de reorganizarse y descansar durante varias noches frente a Navalagamella, al poder ser relevadas sus compañías de manera escalonada de la primera línea, sin que el batallón abandone su frente. El 3er batallón extiende su despliegue al S para ocupar las posiciones tomadas por el 2º, y queda sobre el frente que va desde la casa de Las Rentillas hasta El Espolón (da la impresión de que el 2º y 3er batallón guardan el mismo segmento de frente Rentillas – Espolón. Tal vez el 2º quedara en segunda línea o se lo repartieran, esto no queda aclarado).

Una vez tomados los dos primeros (y principales) objetivos de la 46 división, Los Llanos y Quijorna (falta el cruce de carreteras al S de Quijorna), el Mando del Ejército de Maniobra, mediante su instrucción reservada nº 11 del día 9, a las 19,20 horas, ordena crear un subsector defensivo en la zona de Valdemorillo – Zarzalejo. El cumplimiento de esta orden supone que el subsector de la 101 brigada se acorta por el N, dirección donde quedará limitado por el arroyo Tamarizo, sobre el cual enlazará con la 32 brigada (hasta que esta es a su vez mandada a primera línea de su división, la 35). De esta forma, desde el día 9 (y hasta el 18 como máximo), el 1er batallón de la 101 brigada estará sobre Quijorna, el 2º (el más castigado), en línea o descansando por compañías, el 3º, desplegado entre la casa de Las Rentillas y El Espolón (incluido), y el 4º, desplegado entre el arroyo Tamarizo y la casa de Las Rentillas.
      Desde el día 12, cuando el V cuerpo de ejército adopta la actitud defensiva, la 32 brigada sale hacia Brunete. Desde este momento parece haber una cierta confusión entre los despliegues reales de unidades sobre el terreno al N del Valdeyerno y las ordenes que los determinan. Todo, menos la orden de relevo, que no se ha encontrado, indica que, al salir la 32 del frente del río Perales, será la 69 brigada de la división Durán la que enlace con la 101 por el N, o al menos cubra o refuerce la primera línea del 4º batallón entre los arroyos Valdeyerno y el Tamarizo. Todo apunta a que la entrada en línea de la 69 brigada, el día 12, permite a la 101 acortar aún más su subsector por el N, permitiendo al grueso del 4º batallón disponerse en torno a la vertiente N del arroyo Valdeyerno, lugar donde combatirá entre el 18 y 21.

Sobre esta línea alcanzada junto al río Perales, y dominando Quijorna, se comienza a fortificar en profundidad, aprovechando todas las ventajas que ofrece la posesión de un terreno accidentado que permite cruzar fuegos desde posiciones seguras y dominantes. A la par, se crea una extensa red de observatorios. La única (e insuficiente) reserva de brigada que se consigue crear la forman 2 secciones de infantería del 4º batallón y 1 sección de ametralladoras del 3º. A todas estas fuerzas se las sitúa detrás del 3er batallón, entre El Espolón y Los Llanos. El 3er batallón cuenta a su vez con una reserva propia de 1 compañía, que queda agazapada tras El Espolón y junto al cauce del Valdeyerno, la dirección con mayor peligro de infiltración por ser la de terreno más bajo. La evidente misión de los batallones 2º, 3º y 4º de la 101 brigada es la de asegurar el flanco O de la ofensiva. Mientras esto se hace, durante la mañana del 9, su 1er batallón está involucrado en la toma de Quijorna, donde junto a otros 5 batallones más (serían 3 de la 10 brigada y 2 de la XI brigada internacional) y dos escuadrones de caballería, tomarán finalmente el pueblo en el segundo asalto del día, a las 10 horas. Contaron con el apoyo de 6 baterías artilleras, una compañía de tanques (que sobre el papel son 15 unidades) y una de carros blindados. En manos republicanas quedan 200 prisioneros, 3 piezas antitanque, 3 morteros, 5 lanzallamas, varias ametralladoras y 1.000 fusiles. Se entierran  unos 600 muertos del enemigo.

Del lado opuesto del Perales los republicanos observan (y seguramente magnifican durante las primeras jornadas de batalla) ya desde el mismo día 7 un intenso movimiento de fuerzas enemigas que refuerzan su dispositivo desde Navalagamella al S. Enfrente, en el subsector de la 101 brigada (arroyo Tamarizo – Espolón) se aceleran los trabajos de fortificación mediante la creación de trincheras y nidos de ametralladora en profundidad, sobre todo en los flancos y nacimientos de las vaguadas. Se busca eliminar en todos los casos las desenfiladas por las que el enemigo pudiera avanzar impune, para lo que se cruzan los fuegos y se da carácter circular a las defensas. El Espolón y Los Llanos se fortifican hacia el O y el S (la defensa de Los Llanos hacia el N y el E ya estaba hecha por los anteriores ocupantes de la posición) la línea que se pone en pie tiene doble alambrada y trincheras con sus accesos cubiertos. Los batallones recibieron la orden de poner una compañía en reserva cada uno, cosa difícil pero imprescindible, ante la facilidad que ofrecía el terreno para la sorpresa. La actividad fortificadora se torna ardorosa. El paisaje se transforma. Desde el día 12 se trabaja en una segunda línea al SE de Valdemorillo. El punto débil de la defensa será la carencia de reservas suficientes. El nuevo puesto de mando de la brigada se ubicó en la vaguada que separa El Espolón y Los Llanos, el mismo lugar en que se situaban las reservas de la brigada. Algo más al S (sería cerca del cauce del arroyo que separa el cerro Veneno y El Espolón) se puso la batería de morteros, y mirando al arco Perales de Milla – Quijorna, la batería de acompañamiento, tres piezas de 45 mm. El 1er batallón de la 101 sigue cerca de Quijorna a las órdenes del Campesino, es la reserva de división.

Atentos siempre a la otra orilla del río, se suman los indicios y las pruebas de que en ella está teniendo lugar una importante concentración de fuerzas enemigas, a las que se supone preparándose para realizar un vigoroso contraataque, incluso una contraofensiva, contra el  flanco O del Ejército de Maniobra. Cualquier movimiento visible que se hace en el lado republicano del Perales recibe de inmediato fuego desde la otra margen. La actividad aérea por ambas partes es muy intensa. Ante esta situación, la 101 extrema la vigilancia y perfecciona cuanto puede su dispositivo de defensa (durante la noche del 12 al 13 se vuelan los dos puentes sobre el río Perales); así pasan los días. Especialmente los días 15, 16 y 17 de julio transcurren sin grandes novedades, pero esto provoca si cabe mayor inquietud. Crece la certeza de que un ataque es inminente.
      Pedro Mateo Merino, el jefe de la 101 brigada, está antes del alba del 18 de julio, fecha del primer aniversario del inicio de la guerra, visitando las posiciones de la 2ª compañía del 3er batallón, situada sobre El Espolón. La manda el capitán Cuervo. La tensa tranquilidad que ha reinado durante la noche se rompe de forma inesperada y violenta al aparecer la primera luz del amanecer. 9 aviones italianos Fiat en vuelo casi rasante hacen un ametrallamiento y bombardeo que da la señal para que sobre las posiciones del 3er batallón (su frente va paralelo al río Perales desde El Espolón a la casa de Las Rentillas) se desencadene un alud de fuego hecho con todas las armas disponibles y dé comienzo el asalto de la infantería (mayoritariamente marroquí en vanguardia) de la IV brigada de Navarra, que aparece de repente a solo 100 metros de la primera línea republicana, cuando sus ocupantes estaban esperando verla descender primero por la margen opuesta del Perales. La sorpresa conseguida, el empuje de los asaltantes y la magnitud del fuego que los precede permiten a los atacantes poner pie sobre las alturas del Espolón, donde aún sin ser la norma, se viven escenas de pánico entre los defensores republicanos que ven cercano el riesgo de resultar arrollados. Algunos entre los menos experimentados corren hacia retaguardia, poniendo en peligro la viabilidad de la defensa del conjunto de las posiciones próximas. Ante esto el jefe de la brigada, secundado por sus mandos subordinados, interviene personalmente con el comportamiento más duro y contundente que le permite el código de justicia militar, cortando de raíz y sobre la marcha cualquier principio de indisciplina o cobardía ante el enemigo. Sus gritos ordenando restablecer la defensa, y la ejecución por su propia mano de uno de los soldados que pretendían huir, salvan el peor momento de los que se viven al poco de iniciado el ataque de la IV brigada Navarra, que con efectivos equivalentes a los de división, tiene orden (y posibilidades) de hacerse dueña de Los Llanos.
      Recobrada la decisión de resistir viendo el ejemplo de quienes no abandonan su puesto y apelando a toda reserva disponible, el 3er batallón contraataca sobre las alturas perdidas y consigue en un primer momento fijar en ellas al enemigo, para inmediatamente después disputarle su posesión, incluso mediante el combate cuerpo a cuerpo. El efectivo contraataque republicano que manda el capitán cubano Valdés Cofiño logrará parar el ala derecha del ataque franquista, no solo frenando su progresión sobre la cota 680, sino forzándolo a un repliegue parcial. Aunque sí logran recuperar su lugar de emplazamiento, lo que no volverán  a ver en la 101 brigada es su batería de 45 mm, que resultó copada cuando se replegaron los defensores de su vanguardia y los bisoños artilleros que la servían la abandonaron, permitiendo que sus captores la pasaran intacta al otro lado del río Perales.
      Plenamente restablecida la voluntad de resistencia en el 3er batallón y recuperadas algunas alturas perdidas, se sucederán los intentos de ruptura del frente contrario por ambas partes a lo largo de todo el día 18. La fuerzas de la IV brigada de Navarra, fijadas sobre las pendientes que dan al Valdeyerno, sufrirán el fuego de flanco hecho desde la zona de Las Rentillas y posiciones al SO, ocupadas por la 1ª compañía y dos secciones de ametralladoras del 3er batallón, mandadas por el capitán Daniel Martín Labrandero, quien además es nuevo jefe de la Sección de Operaciones del Estado Mayor de la 101 brigada. El mayor Moliner, jefe del 4º batallón, situado al N del 3º, también sitúa una de sus secciones de ametralladoras en las desenfiladas de la pendiente que baja de Las Rentillas al Valdeyerno, lugar desde el cual puede batir impunemente a los asaltantes que entran por el arroyo Valdeyerno y pretenden subir por su margen izquierda (S) hacia Los Llanos atacando las líneas del 3er batallón. Los morteros propios tiran bien y no pueden ser contrabatidos. La IV brigada Navarra está sufriendo bajas importantes. En el cauce del Perales y las vertientes N y O del Espolón ya se ven tendidos muchos de sus muertos y heridos.
      La jornada del 18 de julio acaba para los republicanos con una situación peligrosa por su flanco derecho, pero que de momento está logrando ser contenida por la acción de la 101 brigada, que está aferrada a sus líneas sobre un terreno favorable para la defensa. Sus bajas son muy importantes en el 3er batallón, del cual, entre otros muchos, han caído su comandante, el mayor Freire y el capitán Julio Valdés Cofiño, jefe de su reserva, muerto junto a buena parte de su Plana Mayor. Al enemigo se le calculan cerca de 1.000 bajas a lo largo de ese primer día. En sustitución de Freire, el mando del 3er batallón pasa a ser responsabilidad del capitán Eustaquio Izquierdo, jefe de su 1ª compañía. Por causa de las fuertes pérdidas sufridas en el 3er batallón, existe entre Las Rentillas y El Espolón un intervalo de frente casi desguarnecido, por el cual el peligro de progresión enemiga hacia Los Llanos resulta evidente. Aquel mantiene ocupada después del primer día de contraofensiva una cabeza de puente de 1 kilómetro de frente por unos 800 metros de profundidad (desde el S del Valdeyerno hasta el N del Espolón). Ante esta situación, el Mando de la 101 brigada dispone que de cara al 19 se sitúen por detrás de su puesto de mando, reforzando la cresta que domina la vaguada donde se sitúa el enemigo, dos secciones de infantería y dos ametralladoras, fuerzas retiradas de los batallones 2 y 4. Al jefe de la división (46) se le pide desde la 101 brigada recuperar el 1er batallón, el cual llegará casi amanecido el 19, situándose enmascarado en las vaguadas al N de Los Llanos (probablemente desde Quijorna subió a la casa de Los Llanos e inmediatamente entró en el valle del Valdeyerno para, con el amparo de la noche, seguir su curso hasta situarse al principio de su tramo final, donde se mimetiza con el bosque en espera del día y de órdenes). El Campesino cede el 1er batallón de mala gana durante la noche del 18 al 19. En conversación telefónica  mantenida con Pedro Mateo esa misma noche, (fiel a su estilo) lo increpa y amenaza para que cumpla con su deber, cosa evidentemente fuera de todo lugar, tras el comportamiento mostrado por la 101 brigada.
      De noche se efectúa el suministro a las tropas y se evacuan los heridos. Las vías resultan intransitables de día por estar muy batidas por el fuego enemigo. Del otro lado se percibe idéntico proceso. La noche del 18 al 19 transcurre bastante tranquila. La 101 brigada ordena a su jefe de los servicios de retaguardia, el teniente Francisco Manrubia, que se incorpore al puesto de mando de la brigada, dejando los depósitos de Valdemorillo en manos de un oficial de intendencia. Se persigue con esto que este jefe tenga una visión directa de la realidad de las tropas combatientes y desde este mayor conocimiento de su situación y necesidades agilice el suministro de agua, víveres, munición y el ritmo de las evacuaciones y asistencia sanitaria; los elementos que constituyen el sostén del combatiente, los que le permiten resistir un día más en la línea de fuego.

La primera luz del 19 trae consigo un nuevo y despiadado ataque de la aviación de asalto sobre la retaguardia cercana de la brigada, Valdemorillo incluido. Simultáneamente, la artillería enemiga hace tiro directo (ven los impactos desde las propias baterías que hacen los disparos) sobre la zona de Las Rentillas y el reborde SO de Los Llanos. A pesar del castigo que parece sufrir, la primera línea republicana tiene pocas bajas, ya que en el sector decisivo solo está a una distancia que va de los 30 a los 300 metros de las avanzadillas enemigas, con lo que la artillería franquista no puede afinar más el tiro sin arriesgarse a batir sus propias líneas. Al terminar las preparaciones aéreas y artilleras, los morteros y ametralladoras anuncian que la infantería de la IV brigada de Navarra se vuelve a levantar de sus parapetos, pretendiendo emprender un nuevo ataque hacia Los Llanos por su ladera SO, arrollando a los restos del 3er batallón que tiene enfrente. Desde la quebrada del arroyo Valdeyerno el 1er batallón sale al paso del recién iniciado ataque enemigo, al que contraataca de flanco con las coberturas de fuego que le brindan el 4º batallón desde la margen derecha del mismo arroyo y de las ametralladoras del capitán del 1er batallón, Antonio García Anguita, situado a la derecha de la compañía que guarda la vía de progresión a Los Llanos. Entre la primera y segunda líneas republicanas chocan atacantes y defensores en duro combate cuerpo a cuerpo, en el que las bajas por ambas partes son muy altas, pero los franquistas pronto empiezan a llevarse la peor parte al estar bajo el fuego cruzado que les bate desde tres direcciones distintas (de frente, Rentillas y Espolón), impidiendo además la llegada de sus refuerzos. Obligados a tenderse nuevamente para conservar la vida al amparo de los pliegues del semicerco en que se han metido, las unidades navarras de vanguardia se ven incapaces de avanzar, aunque si lo lograran ya solo tendrían delante a la compañía que guarda el borde SO de Los Llanos.  Siguen horas de sol pleno y ardiente, de sed, duras para los combatientes sanos, pero dramáticas para los heridos sin evacuar. El tiroteo decrece al ir acercándose el mediodía. La 101 brigada, ya sin reservas de entidad, no puede esperar tampoco ninguna ayuda de la 10 brigada, que se está defendiendo sobre el eje Perales de Milla – Quijorna “frente a la V brigada  Navarra”.

Pedro Mateo hace un relato detallado y creíble como pocos de la participación de su brigada y división en la batalla de Brunete, pero parece cometer aquí  un error al situar a la V brigada de Navarra en el flanco O de cualquiera de los contraataques franquistas desde el 18 en adelante. Sin descartar del todo el caso particular de algún batallón de la V brigada de Navarra que pudiera haber estado presente en el frente de la 150 división, la V brigada citada (mandada por Bautista Sánchez y con efectivos propios de una división) combatió por el E de la bolsa republicana del mismo modo que la IV lo hizo por el O, es decir, en contraofensiva y situándose junto a unidades ya presentes desde antes. La V  brigada estuvo junto a la división Provisional del Guadarrama o “de Asensio”, y como esta, se situó a la derecha de la 13 división de Barrón. El flanco O republicano tuvo enfrente desde el 18 al ala izquierda de la citada 13 división de Barrón, la 150 división de Sáenz de Buruaga y la IV brigada de Navarra, mandada por Camilo Alonso Vega. El día 19, mientras la 101 brigada frena y acosa al grueso de la IV brigada Navarra en su escarpado subsector, la 10 brigada se defiende bien sobre un terreno apenas ondulado ante fuerzas de la 150 división “Marroquí”, que consigue arrebatarle la posesión del vértice Perales, posición inmediata a Perales de Milla.

A las 14 horas comienza una nueva preparación artillera y aérea en las direcciones de ataque de la IV brigada Navarra y 150 división. Dura 4 horas. Los atacantes consiguen meter algunas unidades frescas dentro de la cabeza de puente creada al E del río Perales, y con ellas reanudan el ataque hacia Los Llanos, pero tampoco entonces consiguen cambiar la situación. Quienes se acercan al lugar que ocupa la última reserva (las dos compañías del 1er batallón con dos ametralladoras) caen bajo su fuego, combinado con el del contraataque de la reserva del 4º batallón, mandada por el jefe del mismo, Moliner. Finaliza el segundo día de la contraofensiva de la IV brigada de Navarra sin que les haya sido posible poner un pie en Los Llanos. En la 101 brigada las fuerzas supervivientes de tres batallones muy quebrantados, 1º, 2º y 3º, ocupan posiciones ventajosas y bien fortificadas que cierran el paso al enemigo. El 2º batallón, que está en el centro de la defensa, extiende tanto como puede sus líneas hacia la izquierda para relevar a una compañía del 4º, con la que constituir una reserva a disposición de la brigada. Igual que las dos anteriores, la tercera noche también es de actividad intensa en materia de suministros, fortificación y evacuaciones.

El día (20) que le sucede comienza más con escaramuzas y tiroteos que con combates serios. No tarda en empezar una nueva preparación artillera sobre los flancos republicanos que atenazan la bolsa por su base, pero el derroche de munición artillera gastada no saca a los atacantes de sus trincheras y pozos cavados durante la noche y, si lo intenta, la infantería enemiga es fácilmente neutralizada. Termina el 20 con los franquistas exhaustos e impotentes para seguir progresando en nuestro subsector, a pesar de lo cual durante la noche al 21 continúa hostilizando las líneas republicanas con tiroteos nutridos que nos dificultan mucho los abastecimientos. La 101 sigue afianzándose sobre el terreno. Se verifica el número, estado y situación de sus reservas: Una compañía del 4º batallón, bajo mando de la brigada en la confluencia de los arroyos de La Nava y Valdeyerno, 2 secciones de infantería y una de ametralladoras en el borde SO de Los Llanos, y una pequeña reserva del 2º batallón en el límite derecho de su frente. El puesto de mando de la brigada estuvo, todos esos días, junto al camino viejo de Navalagamella a Quijorna, entre El Espolón y Los Llanos. En la quebrada del arroyo de las Parrillas. 300 metros por detrás y a la izquierda del puesto de mando, estuvieron los morteros.

El 21 de madrugada dejan de oírse disparos. Los exploradores descubren vacía la cabeza de puente; mejor dicho, la encuentran sin tropas, pero llena de despojos y equipos militares y con cientos de cuerpos abandonados. La IV brigada de Navarra se había retirado durante la noche, protegida por la oscuridad y los tiroteos de quienes se quedaron en el último escalón. Con las primeras luces del día la 101 sale nuevamente al Perales en todo su frente. Se han recuperado plenamente las líneas del 17 de julio.
      Con la derrota inapelable que se le ha infligido a la IV brigada de Navarra en el flanco derecho republicano, queda desbaratada una acción sobre los flancos y fondo de la bolsa, ejecutada con la intención de copar a las fuerzas republicanas que se encontraban en su interior. La idea de maniobra era que las dos brigadas de Navarra, atacando desde ambos flancos, confluyeran en el vértice Lijar, en tanto que la 13 división atraía y fijaba al enemigo en el fondo de la bolsa (y las divisiones Provisional del Guadarrama y 150 hacían lo mismo por los flancos). En una fase posterior de explotación del éxito, se progresaría hasta Valdemorillo y Galapagar, avanzando la línea hasta el río Guadarrama, con la intención de enlazar en su curso alto con las fuerzas de la sierra, provocando así la caída de todo el frente republicano en torno a El Escorial. Nada de esto pasó.

Pedro Mateo da detalles, en este último párrafo, tanto del plan que rigió la primera contraofensiva iniciada el 18 de julio, que pretendía estrangular el entrante republicano ganado en los primeros días de su ofensiva, como de un posterior proyecto de Varela, jefe del cuerpo de ejército de Operaciones que combatió frente al Ejercito de Maniobra, para explotar el éxito que se esperaba obtener en ese primer ataque. El primer empeño se intentó llevar a cabo, y fracasó. Del segundo se sabe que no gustó a Franco, quien desechó ponerlo en práctica y prefirió dar por terminada la batalla el día 26.

Para la 101 brigada, los días 21 y 22 son de relativa calma, igual que para la mayoría de unidades republicanas del Ejército de Maniobra a lo largo de todo el frente. El ejército franquista reagrupa sus fuerzas para desencadenar nuevos ataques, esta vez lejos del subsector de la 101. Igualmente, esta unidad ya ha reemprendido desde el mismo final de los combates los trabajos de  fortificación de sus líneas, en las que durante esos días solo se viven escaramuzas de poca importancia. Los restos del 3er batallón salen de la primera línea para constituir la reserva de la brigada, que se disloca al N de Los Llanos. Las bajas totales en la 101 brigada suman cerca de una cuarta parte de sus efectivos, pero su moral está muy alta. Es una unidad de creación reciente y ya se ha consagrado como fuerza de choque del EPR.
      En los días siguientes los mandos de la brigada  pueden ver con todo detalle el dramático desarrollo de los combates en torno a Brunete, desde el privilegiado observatorio que constituye Los Llanos. Durante la noche del 25 al 26 la 101 brigada fue relevada de su subsector por la 69 brigada de la 39 (47) división, mandada por Durán, pasando, como toda la 46 división, a ser reserva del V cuerpo de ejército. Con esa misión se concentra en las quebradas al NO de Los Llanos. La 10 brigada, que ya había sido relevada la noche anterior por la 49 brigada de la misma división (Durán), estaba concentrada en las inmediaciones de Quijorna.



Jefatura de Sanidad de la 46 división. Informe elevado al Mando en agosto de 1937. (8/1-IHCM)

Concentrada en torno al puente de Los Curas durante la víspera, la 46 división se pone en marcha el día 5 de julio a las 22 horas. Las brigadas, apenas reciben la orden de marcha, se encaminan hacia Valdemorillo usando camiones. La fuerza de la sanidad divisionaria acompaña a las brigadas. En el punto de partida queda su puesto de mando, y a la espera de órdenes, un camión quirófano y un hospital ambulante montado en dos camiones. Al llegar a Valdemorillo, la 101 brigada toma el camino de la derecha, atravesando el pueblo hasta llegar al cruce de la carretera de Navalagamella, donde quedan sus 5 ambulancias, camufladas entre el arbolado. La parte mayoritaria de la fuerza de combate de la brigada y el grupo de camilleros, con las artolas (5 pares), siguen por el camino de Las Gateras, que lleva hacia la casa de Las Rentillas. Los mulos de las artolas en este primer viaje de ida cargan con cajas de munición. En espera de iniciar su cometido, el mencionado grupo de camilleros se escalonó en dos secciones con 12 camillas cada una, de las cuales, una primera sección debía evacuar a los heridos desde los puestos de socorro de los  batallones 2º y 3º, hasta enlazar con la segunda sección situada a la izquierda del camino de Las Gateras. Esta sección, a su vez, llevaría a los heridos recogidos de la primera hasta el servicio de artolas, situado también al borde mismo del camino de Las Gateras y lo más adelantado posible. Las artolas transportarían a los heridos hasta el puesto de clasificación, (que en un primer momento quedó instalado sobre este camino, cerca de Valdemorillo, en la casilla de Las Charquillas). El trayecto que debía cubrir cada sección de camilleros era de 1,2 kilómetros y el asignado al servicio de artolas se aproximaba a 2 kilómetros (unos 4,5 kilómetros desde el punto en el que cae herido el combatiente hasta el puesto de clasificación). Desde el puesto de clasificación de brigada los heridos salían hacia el siguiente escalón sanitario en ambulancia.
      Tras este primer planteamiento y en vista del buen estado del camino, se adelantó la posición del puesto de rectificación y clasificación, lo que incluye también a las ambulancias. Lo hacen en algo más de 1 kilómetro, situándose, también junto al camino de Las Gateras, a unos 200 metros antes del cruce de este con el arroyo de La Nava, lugar en donde también queda situada la Comandancia de Sanidad de la 101 brigada. Por necesidades del servicio se destacó hasta el puesto de mando de la brigada (que estuvo en un primer momento en la zona de piedras bajo la casa de Las Rentillas y después en la vaguada entre El Espolón y Los Llanos) un puesto secundario de sanidad, con un capitán médico y un practicante. Como el 1er batallón de la brigada se situó a la derecha (NO) de las demás fuerzas, a la izquierda del camino de Lancharejos, para atender a sus evacuaciones se situó una ambulancia en la salida de la carretera de Valdemorillo a Navalagamella. Los servicios médicos (puestos de socorro) de cada batallón se situaron junto a los puestos de mando respectivos. Tomada la casa de Los Llanos, el día 8 por la mañana, y después del 9 hasta el final de la batalla se varió el anterior despliegue, por etapas.

El texto que continúa da lugar a malentendidos, por lo que, contrastándolo con un plano de situación obtenido de otro documento, se puede pensar que tras la caída de Los Llanos en manos de la 101 brigada, el puesto de clasificación único que estaba primero en la casa de Las Charquillas y luego en el cruce del arroyo de La Nava con el camino de Las Gateras debió permanecer en la segunda de esas dos posiciones. Simultáneamente, se consolida el puesto sanitario secundario situado cerca del puesto de mando de la brigada (parece estar en la casa de Las Rentillas), y se crea uno igual a este sobre la cañada de los Montes del Duque, en la casa del Vétago, al que se dota con una ambulancia y 6 camillas.

El día 8 una ambulancia y 6 camillas se situaron en el camino que va desde el cementerio de Valdemorillo a la casa de Los Llanos (es  la cañada de los Montes del Duque). Tres artolas marchan a servir al 1er batallón por el camino de Lancharejos (se suman a la ambulancia que ya estaba allí). Los demás servicios quedan como estaban. El día 9 los avances y reorganizaciones del frente de la brigada vuelven a provocar cambios de emplazamiento: La Comandancia de Sanidad deja el cruce del arroyo de La Nava con el camino de Las Gateras y se adelanta al SO del cerro de Los Llanos (es muy posible que haya un error y se trate del SE de ese cerro, lo que bien podría situar a esa comandancia en la casa del Vétago. Esto, además de parecer lógico, se representa así en el plano).

Las artolas disponibles (de los 5 pares, las que no estuvieran en el camino de Lancharejos) cubrirían el trayecto de la casa de Los Llanos a la casa del Vétago. Las ambulancias quedan junto a la Comandancia de Sanidad, protegidas por un repliegue del terreno (sería en la casa del Vétago, y esto indica que ya era practicable la cañada de los Montes del Duque para vehículos de motor, porque se preparó esa pista al poco de iniciada la batalla). En el puesto creado en la casa de Las Rentillas se sitúa una sección de camillas y una ambulancia. Otra sección de camillas se pone al lado de los puestos de socorro de los batallones 2º y 3º (que evacuarán las bajas de estos dos batallones hacia el puesto de la casa de Las Rentillas).

No se aclara, pero al pasar el 1er batallón a Quijorna, a las órdenes de la 46 división, los medios sanitarios que lo asistían debieron quedar para el 4º o ser reubicados.

Al ser relevada la 101 brigada por la 69, la sanidad de la primera volvió al puente de Los Curas.



                                  
                              Bajas de la 101 brigada

Día

Heridos

Enfermos

Muertos

Desaparecidos

Total bajas
6
150
2
14
0
166
7
42
3
10
0
55
8
54
3
3
0
60
9
7
2
4
0
13
10
0
0
1
0
1
11
3
1
0
0
4
12
1
3
0
0
4
13
0
1
0
0
1
14
0
0
0
0
0
15
1
1
0
0
2
16
0
1
0
0
1
17
1
0
0
0
1
18
246
18
22
29
315
19
111
14
16
24
165
20
10
3
0
0
13
21
11
1
2
0
14
22
15
1
3
0
19


Bajas de la 101 brigada:

H (heridos)                              671                     
E (enfermos)                             63
M (muertos)                             80
D (desaparecidos)                     74
T (total)                                  863*  (869)

* Son 869 considerando las categorías anotadas, a las que se deben añadir 6 bajas más por fusilamiento consecuencia de autolesiones, dato que aparece mencionado en el texto y no en la tabla de bajas.

Nuevamente, como ya pasó en el caso de la 10 brigada, la suma de bajas totales registradas en el escalón sanitario de brigada  que aporta la tabla no coincide con la siguiente cuenta resumida encontrada en el mismo documento, si bien ambas cantidades se aproximan. La suma de los valores de la tabla es de 834, mientras que la del resumen por categorías es de 863. Esta diferencia se debe pasar por alto para dar por buena cualquiera de las dos o su término medio.


Bajas totales 46 división:

H                                             1.985
E                                                   94
M                                               247
D                                                  74
T                                             2.355



Sanidad del Ejército de Maniobra. Relación de bajas habidas en la 101 brigada mixta durante la batalla de Brunete. (220/15-IHCM)

Día / nº bajas: 6 / 86,    7 / 24,    8 / 36,    9 / 0,   10 / 7,    11 / 3,    12 / 21,    13 / 2,    14 / 4,    15 / 1,    16 / 0,   17 / 2,    18 / 33,    19 / 43,    20 / 5,    21 / 5,    22 / 7,    23 / 2,    24 / 2,    25 / 1,    26 / 0,    27 / 1,    28 / 2,   29 / 1,    30 / 0,    31 /0.

Total bajas: 288


Después de comparar las cifras de bajas en las brigadas 10 y 101 aportadas por los dos documentos que tratan este tema, se tienen respectivamente 869 y 288 bajas registradas en el caso de la 101 brigada y 1.488 y 608 bajas registradas en la 10 brigada. Salta a la vista la enorme diferencia en los números de las bajas contabilizadas dentro de la misma brigada por cada documento. En ambos casos la primera cifra corresponde a la contabilidad de la 46 división y la segunda a la de la Comandancia de Sanidad del Ejército de Maniobra.
      La explicación a esta disparidad en los números es que las dos cifras para una misma brigada vienen de dos escalones diferentes del servicio de sanidad. De esas dos cifras, la más alta, cuenta todas las bajas habidas en la unidad, muchas de las cuales no llegaron a entrar en los establecimientos de la sanidad del Ejército de Maniobra . La cifra más alta de las dos existentes para cada brigada por tanto engloba a todas las bajas que esta tuvo, siendo, por supuesto, la mayoría, por causa de los combates, aunque hay otras. Aquí se consideran los heridos, los enfermos, los muertos enterrados en el campo de batalla y los abandonados sin poder enterrar, los desaparecidos, los prisioneros, los pasados al enemigo y los ajusticiados por faltas graves. Del total de estas bajas, consignadas por la 46 división en las categorías “heridos, enfermos, muertos, desaparecidos” (a la que debe añadirse la de “ejecutados”), la gran mayoría de casos corresponde a la suma de heridos de todas las consideraciones y a “enfermos”, que eran sobre todo combatientes agotados física y/o sicológicamente. Todo apunta a que a una buena parte de las bajas de estas dos categorías se les pudo dar el alta rápidamente dentro de la infraestructura del escalón de sanidad de la 46 división por tratarse de “leves y recuperables”, lo que significa que en esos casos el combatiente herido leve o enfermo leve llegaba al puesto de sanidad de brigada o división y desde allí volvía al poco a su unidad para seguir en su puesto.
      Una gran parte de la diferencia de los números de división y cuerpo de ejército, al menos teóricamente, se explica por tanto por que solo los heridos y enfermos de justificada gravedad eran evacuados a los hospitales dependientes del escalón de sanidad del Ejército de Maniobra. De esta forma, los ingresos registrados por la Comandancia de Sanidad del Ejército de Maniobra, al menos en el caso de la 46 división, (la única que se sepa que tenía un hospital móvil propio), corresponden a heridos y enfermos que en principio no recibieron el alta dentro de los escalones sanitarios inferior a cuerpo de ejército. También deben considerarse los errores en la anotación de entrada de heridos en los centros del cuerpo de ejército y en los casos de ambulancias cargadas de heridos que por resultar bombardeadas o ametralladas nunca llegaron a su destino, situación que en el caso de la 101 brigada existió sin lugar a dudas.

La cuenta de bajas definitivas, no recuperables a efectos militares en un plazo corto y medio, debería incluir en la 46 división a los evacuados a la sanidad del Ejército de Maniobra, a los muertos, a los desaparecidos y los ajusticiados. Como además es sabido que existieron fallos en el registro de entrada de las bajas por la dramática situación vivida esos días, conviene sumar un porcentaje (nos arriesgamos con un 20%) correspondiente a quienes no fueron anotados al entrar al escalón sanitario del Ejército de Maniobra o en las demás categorías.  De esta forma, la cuenta de las bajas definitivas o no recuperables a medio plazo al terminar la batalla de Brunete, pudo quedar de esta forma: 247 +  74 + 6 + 896 + 178 = 1.401, donde 247 son los muertos, 74 los desaparecidos, 6 los ejecutados, 896 la suma de los ingresos de bajas de las dos brigadas en la sanidad del Ejército de Maniobra (288 + 608), y 178 el 20% de 896, cifra propuesta para cubrir con holgura fallos en la contabilización de bajas en todos los niveles.
      Como las cuentas de la sanidad en la 46 división arrojan una cifra de bajas total de 2.355 (que es, casi exacta, la suma de 869 y 1.488), se puede deducir que la diferencia entre 2.355 y 1.401, que es 954, corresponde combatientes muertos, desaparecidos, pasados y a heridos y enfermos recuperados en el transcurso de la batalla  dentro del escalón sanitario de la propia 46 división, compuesto por sus puestos de socorro de batallón, de brigada, división y por el hospital móvil. Seguramente la existencia de este hospital móvil propio facilitó que el número de evacuados al escalón sanitario de ejército por parte de las brigadas 10 y 101 fuera mucho menor que en otras divisiones.

Queda mencionar que, de aquellos heridos y enfermos ingresados en los hospitales del Ejército de Maniobra, una parte importante también eran recuperables a cierto plazo a efectos militares, con lo que nos arriesgamos a aventurar que partiendo de 1.401, las bajas definitivas ocasionadas en la 46 división por la batalla de Brunete pudieron rondar las 700 – 800, lo que sin duda sigue siendo una cifra dramática aunque resulte muy inferior a las 2.355 totales aportadas por la división para todas las gravedades y categorías.


18/7/37






8 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos. Excelentísimo blog, con información muy detallada. Un esfuerzo magnífico del autor. Sólo una puntualización: los Jefes de Batallón de la 10ª Brigada durante la batalla de Brunete, eran Carrasco para el 1º (37º Bón), Justino Frutos Redondo para el 2º (38º Bón), Domiciano Leal Sargentes para el 3º (39º Bón) y Severiano Aparicio Gaya para el 4º ( 40º Bón). Del jefe del 1º Bón ( Carrasco ) apenas sé nada, fuera aparte de que participó en Teruel ( por tanto, sobrevivió a Brunete ). Los jefes de los demás, son muy conocidos. Justino Frutos acabaría mandando la 10ª Brigada (en el Ebro), Domiciano Leal mandaría el 403º Bón de la 101ª Brigada (en los Altos de Celadas), la 10ª Brigada (en Teruel, Lérida y Balaguer) y por último, la 46ª División (en el Ebro), falleciendo al mando de la misma y siendo propuesto para la Placa Laureada de Madrid. Severiano Aparicio mandaría la 209ª Brigada y, posteriormente, la 101ª Brigada (en el Ebro).Gracias y un saludo.

Anónimo dijo...

Además de lo dicho, parece ser que el Jefe de la 10ª Brigada, el gaditano criado en Cuba Policarpo Cándón Guillén, resulto herido en la batalla, de un disparo en el pecho. Se recuperaría, aunque no del todo, sólo para fallecer en los Altos de Celadas en enero del 38. El Jefe del 4º Bón, Severiano Aparicio, también resultó herido en la batalla de Brunete. Un saludo.

Anónimo dijo...

Me permito, una vez más, ampliar algún dato acerca de la 10ª Brigada Mixta, si se me permite. Se refiere al 37º Batallón ( o 1º de la 10ª Brigada ). Efectivamente su jefe era Julio Carrasco, que se convirtió en celebridad en Toledo, destruyendo 2 tanques enemigos ( al menos, eso dice la prensa de la época ). Posteriormente, en la defensa de Madrid, mandó el Batallón "Libertad", acabando finalmente como jefe del 37º Batallón de la 10ª Brigada. Sobrevivió a la guerra, pues estuvo en la boda de Valentín González "el Campesino", celebrada en Metz ( Francia ), a finales de los años 70. Un saludo

Anónimo dijo...

Me permito, una vez más, ampliar algún dato acerca de la 10ª Brigada Mixta, si se me permite. Se refiere al 37º Batallón ( o 1º de la 10ª Brigada ). Efectivamente su jefe era Julio Carrasco, que se convirtió en celebridad en Toledo, destruyendo 2 tanques enemigos ( al menos, eso dice la prensa de la época ). Posteriormente, en la defensa de Madrid, mandó el Batallón "Libertad", acabando finalmente como jefe del 37º Batallón de la 10ª Brigada. Sobrevivió a la guerra, pues estuvo en la boda de Valentín González "el Campesino", celebrada en Metz ( Francia ), a finales de los años 70. Un saludo

Unknown dijo...

Mí tío Luis Ortiz Serrano nacido en Manzanares,soldado de primera de la primera división 113bom y le dieron baja por pasé a la 46 división sé que estuvo detenido en Peña del Cuervo y puesto en libertad provisional,hay un manuscrito de Barcelona donde pone desaparecido el 25 de diciembre 1938 ,me gustaría saber dónde están sus restos si alguien me puede ayudar muy agradecida Pilar

Unknown dijo...

Mí tío Luis Ortiz Serrano nacido en Manzanares,soldado de primera de la primera división 113bom y le dieron baja por pasé a la 46 división sé que estuvo detenido en Peña del Cuervo y puesto en libertad provisional,hay un manuscrito de Barcelona donde pone desaparecido el 25 de diciembre 1938 ,me gustaría saber dónde están sus restos si alguien me puede ayudar muy agradecida Pilar

Miguel Ángel Garcia-Navas Looez dijo...

Hay algún listado de combatientes de la 10a o De la 101...mi abuelo natural de Puerto Lapice (C. Real) combatió con el Campesino toda la guerra..al menos es lo que cuenta mi padre..mi abuelo no hablaba mucho de aquello y cuando murió solamente tenía 11 años y mi interés por la historia no la tenía muy desarrollada..he buscado y preguntado en los archivos y no aparece nada..se que cuando calló el frente en Catalunya se pasó a Francia a. En un campo cerca de perpingan..supongo que Argeles..pero tampoco tengo datos..se llamaba Aurelio Garcia-Navas Pavón..
Me gustaría saber en qué brigada estuvo y si fuera posible el batallón..también se que estuvo herido dos veces..pero no se más..
Un saludo

Anónimo dijo...

Me gustaría saber en qué BM combatió Salvador Caravaca Martínez de murcia entro 1de Enero del 1938 de 19 años dado por desaparecido o muerto, espero a ser posible información, un saludo